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Inflación, corrupción, misiles al Papa

Tres noticias. Una, la inflación no bajó lo esperado por el Gobierno (y por la sociedad). Alcanzó el 25 por ciento. Dos, la Justicia desenmascara a delincuentes encaramados en el sindicalismo. Tres, Francisco no baja en Argentina.
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En los próximos meses, el promedio de los precios no se va a calmar porque el Gobierno anuncia futuros aumentos de tarifas. Una de las consecuencias puede ser una cierta conflictividad social tensionada por las convenciones colectivas - y el techo de aumentos que el Gobierno pretende - y por los reclamos de los movimientos sociales. Las mafias y delincuencia sindical han generado sorpresa, indignación y escándalo en la sociedad. La podredumbre moral se ha filtrado en toda la sociedad allanando el camino al narcotráfico. Nuestra decadencia económica (estancamiento) y social (pobreza) están asociadas a una decadencia moral: "El desprestigio de los valores" en todas las clases. El Gobierno K generó fortunas escandalosas. Los "bolsos de López" y "los impuestos apropiados del otro López" pusieron al descubierto el modus operandi de la corrupción en el Estado. Funcionarios y "nuevos megaempresarios" K delinquieron amparados por los organismos de control y de la Justicia. Un sistema organizado. Obsceno. Pero no inédito. Como la inflación, el estancamiento y la pobreza, la corrupción se ha convertido en un fenómeno acumulativo de años. No nos olvidemos que negamos el derecho a la vida. Unos, diciéndose idealistas, asesinaron en nombre de la justicia y otros utilizaron el Estado para un genocidio. ¿De esos crímenes nos estamos redimiendo? La corrupción no es inédita. En los años 90 un best seller fue "Robo para la Corona" y casi todos los denunciados de entonces son "millonarios respetables de hoy". Las privatizaciones, las concesiones (petróleo, puertos, aeropuertos, servicios, etc.), las actividades que el poder concede (nacional, provincial y municipal) están bajo sospecha y han generado fortunas extraordinarias y súbitas. No pocas han sido denunciadas en la Justicia. Esos expedientes duermen. Los jueces ahora se han dedicado a sindicalistas, después de haber indagado a kirchneristas. Pero no a "las fortunas consolidadas" de las concesiones denunciadas que no merecen la atención de fiscales (ley, política, periodismo). Esas impunidades dicen que no estamos enfrentando a la cultura de la corrupción. La podredumbre no castigada, corroe. No es casualidad que la extorsión sindical haya brillado en el mundo de la concesión de la obra pública. Esas "extorsiones" las pagaba el Estado. ¿Y el costo? El oficialismo se beneficia del contraste con la corrupción K descubierta y algunos creen que se beneficiará con la erosión del poder sindical. No hay partidos y si la fuerza sindical se licua, algunos creen, se allana el camino para las políticas del Gobierno. En la adolescencia Jorge Gardella, el coautor de "Petróleo y Política" de Arturo Frondizi, me enseñó que, en política, "no se hace fuerza contra lo que no tiene resistencia… se caen ambos". Es que la oposición es una condición necesaria de la democracia. Mauricio Macri tuvo la comprensión de muchos que, no coincidiendo con sus propuestas, las habilitaron por espíritu de gobernabilidad democrática. También porque oponerse los pegaba a un pasado ominoso. Ahora el oficialismo intenta extender la imagen de los sindicalistas delincuentes a todo el sindicalismo. Será un telón mediático que vela los problemas de la economía (déficit de empleo, fiscal y externo; inflación) y opera como una morsa de ablande para las convenciones y la legislación que el PRO quiere imponer. Las denuncias verdaderas erosionan a la potencial oposición y capitalizan al Gobierno que está haciendo bien en apoyar la condena de los corruptos. Mejor sería que barriera todo el espectro como lo hizo Brasil. Pero esos logros, que dan apoyo, no impiden que la crisis, de la que la decadencia moral no es ajena, no siga su derrotero. Si la cura es la estabilidad, el crecimiento, las inversiones, el empleo, el fin de la pobreza y la equidad distributiva, hoy - esos indicadores - no están dando señales de real mejora. El riesgo es que la parcialidad de la persecución a la corrupción se convierta en una militante contribución a la grieta en el afán de construir poder. Este punto nos lleva a la noticia de que el Santo Padre ha decidido no venir. Francisco está recibiendo misiles. Jaime Durán Barba y sus discípulos en el Gobierno militan contra la doctrina, los valores y la prédica de la Iglesia. Es público. Han movido todo para ridiculizar a Francisco y a usarlo como ariete de la grieta. La grieta es una herramienta electoral: ellos o nosotros. Ricardo Roa (Clarín, 7/1/18), dijo "Bergoglio privilegia a (Juan) Grabois por sobre el Episcopado para dar su versión de la sociedad". "Grabois… ¿Lo que dice es lo que piensa el Papa? Si el Papa piensa así́ es grave". Roa identifica a Grabois con el Papa. Una mentira con objetivos. Dice que Francisco "apuesta a una Iglesia que crezca entre los pobres". Para Roa es novedad. La opción por los pobres está en la naturaleza de la Iglesia y se constituyó en práctica de SXX con los "curas obreros", el Concilio Vaticano, Juan XXIII. Afirma que "el Papa eligió́ (a Grabois, Jefe piquetero) para encuadrar a los más pobres". ¿Cuándo habló con el Papa? ¿No sabe que hizo obispos a dos curas villeros?

“Los jueces ahora se han dedicado a sindicalistas, después de haber indagado a kirchneristas. Pero no a “las fortunas consolidadas” de las concesiones denunciadas que no merecen la atención de fiscales”.
"Los jueces ahora se han dedicado a sindicalistas, después de haber indagado a kirchneristas. Pero no a "las fortunas consolidadas" de las concesiones denunciadas que no merecen la atención de fiscales".

Lo llama "viejo compañero de ruta de Guardia de Hierro". ¿Con qué fundamento? ¿El Superior de la Compañía de Jesús sometido al "Gallego Álvarez"? Dice que "ha vuelto su mirada hacia los que están fuera del sistema y hacia las agrupaciones que intentan organizarlos". Siempre ha sido esa la mirada de la Iglesia. Lo "nuevo" (ya viejo) es la presencia activa. Antes de los curas villeros, las misiones juveniles y muchos militantes fueron desaparecidos por predicar la Palabra en esos andurriales. No tiene derecho a ignorarlo. Roa llama (sic) disputa por "el poder político" a "presionar al Gobierno en la calle para sacarle más dinero". "Y quiere decir algo mucho más peligroso: despreciar el pluralismo y actuar en los bordes del sistema democrático". ¿Por qué sería despreciar el pluralismo pretender ser escuchado cuando se es (afortunadamente) una minoría y no hay vocación de escucha o incapacidad de respuesta a la necesidad por parte del Poder? Para la Iglesia el problema es que el Poder no tenga como preocupación prioritaria las voces débiles y minoritarias, empobrecidas, aún en el sistema democrático. Los gobernantes tienen todo el derecho de elegir los caminos. Pero éticamente no pueden dejar a personas afuera del camino y no tener abierta la puerta para cobijarlas. La acción directa es condenable, salvo en situaciones excepcionales. La acción directa, en democracia, se disipa dando un paso más democrático que es incorporar a los que no tienen poder a la mesa de concertación. Las democracias sin excluidos se escuchan vía electoral. Cuando los excluidos son legión, necesitamos otros métodos y asegurarnos que enriquezcan la democracia. No que la debiliten. La acción directa es siempre una reacción, que debe ser evitada. Pero hay previamente una acción, que debe ser corregida. Lo expresaron pensadores católicos, Emanuel Mounier, en Esprit en números de 1939 y 1946. Nada nuevo. Roa atribuye a la inspiración papal estas palabras de Grabois: "Macri tiene un vicio: la violencia". Y deduce, atribuyéndoselo a Grabois (y al Papa), que "si el Presidente propicia la violencia, toda violencia contra él podría estar justificada. Casi como repetir la consigna de guerra de los 70: la violencia de arriba engendra la violencia de abajo". Roa tiene años e historia, como para saber algo de esto. Y no debería ser tan liviano. Horrible. Sí es lógico Roa cuando dice "el Papa cree que el problema central es el embate del neoliberalismo." Obvio. Es la Doctrina de la Iglesia. El neoliberalismo dice "la sociedad no existe" M. Tathcher (no es lo mismo que el liberalismo) y ha sido condenado hasta por intelectuales del Partido Conservador inglés. Sí es cierto, el neoliberalismo acecha cuando a algunos de nuestra sociedad se les ofrece "a cambio de nada", por ejemplo, pagar 55 mil millones de pesos de 2016 (80 mil millones de hoy) por la timba del dólar futuro denunciada penalmente por Alfonso Prat Gay y pagada por Federico S. O a los que reciben intereses en dólares (carry trade) del orden de 10 por ciento anual por un capital de 65 mil millones de dólares de la bicicleta de las Lebac.

Tragedias morales. ¿"Económicamente" inevitables una vez elegida la política? ¿Cómo no condenarlo? J. Fernández Díaz, el mismo día, en La Nación, apalea al Papa. Fernández dijo que se sintió argentino cuando se hizo peronista. Su antiperonismo tiene el fuego de los conversos. La escuela argentina, para este hijo de inmigrantes asturianos, no logró "nacionalizarlo". La nota comienza con conceptos de J. L. Borges. Pero seguramente ignora esta frase de Borges de alma noble. J. E. Clemente recuerda el distanciamiento de Borges con Leopoldo Marechal cuando se hizo peronista. En junio de 1970 muere Marechal. Lo velan en la SADE. Clemente busca a Borges en el velatorio a las 22,30. Lo encuentra sólo. Relata "le tomo la mano y él, con mucha emoción me dice textualmente "Será ¿Clemente, que por esta política de mierda nos hemos peleado tanto? Y yo lo quería mucho como amigo". "Política de mierda", habría dicho Borges, leyendo la frase de Fernández, "Bergoglio y sus huestes". Lo usa a Sebreli, un marxista desteñido, para decir lo que él piensa. Dice que la "teología de la pobreza" es una estrategia de marketing frente el fluir de los pobres hacia los evangelistas. Una persona honesta, medianamente informada sobre la Iglesia, no puede ignorar lo esencial del pensamiento católico. Como ignorar argentino la obra "El Pobre" -década del 60 - del padre Lucio Gera y toda su teología. Castiga a la Madre Teresa de Calcuta porque no promovía el uso de preservativos. Increíble. El peronista arrepentido dice, basado en el marxista en reversa, "los dos señalamientos, tan distantes, apuntan a describir la verdadera naturaleza de este giro estratégico de la Iglesia y también a desmontar su falso sesgo progresista". La Iglesia no aspira a un "sesgo progresista". No pertenece a su esencia y no da ningún giro estratégico. Profundiza en la vertiente originaria. No hay giro ni progresismo. Hay actualización de la tradición. La conclusión del "intelectual y su comentarista" se disuelven en el insulto de barricada preparada para la lucha. Fernández llama a los curas villeros, "equipo de trinchera". El lenguaje bélico no es casual (huestes). Fernández trata a los curas villeros como verdaderos monstruos que se solazan en el sufrimiento de los pobres, descubre (Sebreli) que "La ayuda a los pobres no consiste en exaltar la pobreza como un merito sino en combatirla, y eso solo se consigue con posibilidades de trabajo, educación, vivienda, salud, control de la natalidad, e integración plena a la sociedad". ¿Se necesitan tantas citas, marxismo, peronismo juvenil y tanto antiperonismo maduro, para decir algo tan obvio? ¿Se puede ignorar lo que hacen los curas villeros? El odio ciega. Agrega "La prédica del Papa no reconoce el Estado de bienestar de las democracias republicanas". Cabe recordar que, desde León XIII, contemporáneo del modelista liberal León Walras y del modelista comunista Carlos Marx, zanjó entre ambos modelos, justamente, las bases del modelo del Estado de Bienestar. Nada hay más próximo al pensamiento de la Doctrina, cuando del marco del sistema capitalista se trata, que un Estado de Bienestar: pleno empleo y distribución progresiva de la riqueza. ¿Cómo imaginar la sustentabilidad de una democracia de bienestar con 30 por ciento de pobreza y - haciendo bien los números - bastante más del 10 por ciento de desempleo? Lacras de malestar, no de ahora, crecientes desde la convertibilidad. Fernández debería saber que el número de pobres desde 1975 a la fecha ha aumentado a la tasa del 7,1 por ciento acumulativo. ¿No se indigna? El Papa, porque reconoce la virtud del Estado de Bienestar, está indignado con el presente y con el pasado. En el nivel del insulto, dice Fernández, que Francisco, sus huestes y sus trincheras, son especialistas "en gerenciar la dádiva". Se queja que el Papa no arme "sus relaciones" "en torno a partidos políticos, sino a organizaciones sociales". Obvio, la Iglesia no hace política de partidos y sí, claro que sí, procura organizar la ayuda social donde no llega el Estado y donde el clientelismo de los partidos la subordina a fines miserables. Es una lucha a dos puntas. Por un lado estar presente para sostener la vida y por el otro evitar la explotación de la necesidad. Para la Iglesia la pobreza es un tema profundo de valores. La banalización propagandística sólo puede obedecer a la cegatería del odio. ¿Habrán leído Sebreli o Fernández Díaz los documentos de Francisco y sus implicancias de política económica? ¿Tienen ideas de quiénes son los miembros y los consultores de la Academia Pontificia? La ignorancia de Sebreli comentado por Fernández asombra. Llama al pensamiento de la Iglesia "utopía reaccionaria" desconociendo la riqueza de un pensamiento que cala hondo en las raíces del humanismo. ¿O hay algo más reaccionario que la negación del conocimiento científico en materia ecológica? ¿Cómo piensan Sebreli y Fernández posicionarse ante esa realidad enfrentando lo que expone Laudato Si? Fernández cita a Sebreli: cuando en "el Tedeum del 25 de mayo de 1999 el entonces cardenal instaba a beber de "las reservas culturales de la sabiduría de la gente corriente" y a no hacer caso de "aquella que pretende destilar la realidad en ideas". Las "reservas culturales de la gente corriente" son el patrimonio cultural de la sociedad, su más poderosa cantera de capital social. ¿Quién puede negarlo? Cuando las reservas culturales, los valores, se deshilachan no hay "gerencia" que pueda evitar la decadencia. Así estamos. Se entiende que Fernández comparta con Sebreli, a él - la escuela que formó la generación del 80 - no logró hacerlo argentino. Necesitó ser parte de una parcialidad para serlo. Ese es su problema. "Destilar la realidad en ideas" es una inversión peligrosa. En principio no hay tal cosa como comprensión de la realidad sin teoría. Sin teoría que la comprenda. Los mismos signos pertenecen a varias enfermedades. Sin teoría fundada que los comprenda las terapias a partir de los signos (destilar la realidad en ideas) pueden terminar con el enfermo y así terminar con la enfermedad. No es el camino. Lo que sigue de Fernández es mucho peor. Peor porque deforma los conceptos. Y en el final de la nota derrapa y la sola lectura da vergüenza ajena. A Fernández y a Roa, le agradecemos el motor de odio sin tapujos, sintetizan la explicación de porqué el Santo Padre no viene. Hay muchos odios en la grieta y estos dos articulistas los han multiplicado. Tal vez los haya de ambos lados. Pero del lado de los "sensatos" - al que pertenecen ambos periodistas y parte del Gobierno - hay una doble incitación a la grieta, primero al adversario - que todos sabemos quién es - y segundo al Pontífice que, como tal, podría ser el puente para salvarla. ¿Fernández, Roa y Durán Barba están tirando contra el puente porque no pueden vivir o imaginar su vida sin la grieta? Es propio del odio de los conversos (lo es Fernández, lo es Durán y creo que lo es Roa).

“Francisco está recibiendo misiles. Jaime Durán Barba y sus discípulos en el Gobierno militan contra la doctrina, los valores y la prédica de la Iglesia. Es público”.
"Francisco está recibiendo misiles. Jaime Durán Barba y sus discípulos en el Gobierno militan contra la doctrina, los valores y la prédica de la Iglesia. Es público".

El Papa no viene porque quiere conservar, en su silencio, el puente que él puede tender entre ambos lados. Francisco visita enfermos y pecadores, recibe a los que sabe que lo maltrataron. La otra mejilla como ejemplo. Cristina lo vituperó, Hebe de Bonafini lo difamó, los amigos y socios de ellas jamás las criticaron por eso (incluso los que se dicen amigos y fieles) y Francisco las recibió a ellas y a los amigos silenciosos. Puso la mejilla y preservó el carácter de puente para el encuentro. Del otro lado, los más nobles, entre los que brilla María Eugenia Vidal, no dejan de reconocer y comprender los gestos del Papa por una sencilla razón, entienden que la extensión de la grieta es una convocatoria al precipicio. Los curas villeros escucharon (a Roa y Fernández) que la Iglesia y el Papa "no quieren que los pobres dejen de ser pobres" porque perderían influencia. ¡Qué infamia! Ellos humildemente contestan "el Evangelio es claro: permanecer cerca del pueblo, especialmente de aquellos que están solos, débiles y necesitados". "A lo largo de los años quisimos hacer nuestro aporte para que los vecinos y vecinas vivan mejor. No sólo hemos levantado capillas, también escuelas, jardines comunitarios, clubes, centros barriales para la atención de personas con problemáticas de adicción, centros de formación profesional, oficinas de empleo, cooperativas de trabajo, etc. Y esto se ha podido hacer con la colaboración de muchos, buscando derribar muros y tender puentes para una real integración urbana". Y concluyen: "El papa Francisco siempre nos ha alentado a trabajar a favor de los más pobres. Sabemos que en nuestro mundo de hoy su palabra es interpeladora y para algunos molesta: "¡Cuantas palabras se han vuelto molestas para este sistema! Molesta que se hable de ética, molesta que se hable de solidaridad mundial, molesta que se hable de distribución de los bienes, molesta que se hable de preservar las fuentes de trabajo, molesta que se hable de la dignidad de los débiles, molesta que se hable de un Dios que exige un compromiso por la justicia" (Evangelii Gaudium). Para nosotros, su ejemplo y su palabra son una invitación renovada a estar al servicio de los más pobres y no de nosotros mismos". Me pregunto, ¿Sebreli, Roa y Fernández serán capaces de pedirles perdón por ignorar el trabajo de esos hombres íntegros, inteligentes, cultos, solidarios? Me sorprenderían que tuvieran el corazón de Borges. También habló el Episcopado y dijo: "Nadie puede hablar en el país en nombre del Papa Francisco", fue necesario aclararlo ante la inundación de injurias y difamación. "La inmensa mayoría… no se deja confundir por quienes pretenden utilizarlo, sea pretendiendo representarlo, sea atribuyéndole posiciones imaginarias en función de sus propios intereses sectoriales." "Acompañar a los movimientos populares en su lucha por la tierra, techo y trabajo es una tarea que la Iglesia ha realizado siempre". El Papa no viene para preservar su capacidad de Pontífice que, en su propio país, le es esquiva y es ovacionada en el planeta.

Con la grieta generada por el kirchnerismo y promovida ahora por parte del poder macrista, hasta el punto de dedicarle el mismo día dos editoriales de voceros habituales del Presidente, se impide una visita que, con estos misiles descargados, provocaría más conflictos que encuentros. La grieta cultural está al rojo vivo, la cuestión económica no alumbra verde en el semáforo, sino amarillo, y la desgraciada grieta moral que anida en el sindicalismo (y en muchos estamentos de la sociedad llena de ricos súbitos) es tratada como un batifondo que lo confunde todo. En ese contexto el mejor mensaje de Francisco es: preparen cada uno su terreno interior para que pueda poner el puente del encuentro y cuando eso esté preparado, iré. Sin ese puente que disipe la grieta, la lucha integral contra la corrupción y la superación de los problemas de base de la economía será muy difícil. Es más, la visita del Papa que imaginamos, es una que ocurriría cuando las condiciones para el auténtico desarrollo de la economía, de todos los hombres y de todo el hombre, sean el reflejo de la recuperación de valores que pasa por el cierre de la grieta. La grieta que incrementan la mala economía, la indignidad de dirigentes, especialmente, sindicales, y las plumas destacadas cargadas de odio.