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EL CAMINO DE LA EFICIENCIA

El pecado de la carne

Desde la COP 26 en Glasgow, con la presencia de los líderes de 120 países buscando la forma de atacar la crisis climática, hasta nuestras propias travesuras cotidianas, que se exacerban en tiempos electorales. Hay de todo, como en botica. Veamos…

Héctor Huergo

En primer término, ante semejante juntada de presidentes y primeros ministros en Escocia, suena un poco terraplanero negar el calentamiento global. Pienso que una forma de atenuar las tensiones es quitar del medio la cuestión del origen antropogénico de las emisiones de gases de efecto invernadero. Concedamos, simbólicamente, que no fue ni es la acción humana (la ciencia dice que sí, y siempre defenderé el enfoque científico ante cualquier evento) la causa de la elevación de la temperatura del planeta.

A esta altura, lo importante es que la acción humana puede detenerla. En esto estamos todos de acuerdo, porque los argumentos para defender la agricultura hacen eje, precisamente, en la tecnología para secuestrar carbono, o la ganadería "regenerativa" que permite incrementar la materia orgánica de los suelos, entre otros.

Entonces, es cuestión de ponerse a trabajar. Todos. Cae mal sacarse el sayo con el pretexto de que los argentinos somos responsables de apenas el 0,3% de las emisiones y que entonces no tenemos que hacer nada. Que lo hagan ellos. Si emitimos tan poco es por nuestra propia incapacidad de haber desarrollado la economía. Hay una correlación concreta entre crecimiento y emisiones. Si un día vamos a volver a crecer, no podremos hacerlo de la misma manera que otros lo hicieron antes. No tanto porque no nos van a dejar, sino porque sería poco ético (y estético) ensuciar mientras otros limpian.

Pero hay una buena noticia: Argentina finalmente fue con propuestas interesantes, mostrando que su sector agrícola está del lado bueno. Que aquí "el campo hace bien", como es el lema de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, tras las tres décadas imponentes que le debemos a Víctor Trucco desde que plasmara la creación de AAPRESID.

Un par de pinceladas marcaron la cancha: Angela Merkel proponiendo un "carbon tax" (especie de impuesto al carbono) para todas las actividades, como incentivo para reducir las emisiones. Y las propuestas de varios países de pagar deuda con servicios ambientales. Ojalá se avance en la creación de mecanismos de mercado que permitan acelerar la transición a un mundo con menos emisiones.

En esto entra la remanida cuestión de las emisiones de metano de los rumiantes. Un tema que pone nerviosos a nuestros ganaderos. La producción de carne vacuna es una actividad de extraordinaria relevancia, y de hecho es la economía regional más extendida en nuestro país, donde hay vacas desde Jujuy a Tierra del Fuego.

Aquí también somos un poco negacionistas, y no es buena política porque el mundo lo tiene medido. Y nuestra larga fama como excelentes productores nos obliga a asumir con objetividad las externalidades del proceso. Sobre todo, porque se pueden acotar. La ciencia está trabajando fuerte en ello y ya hay productos que inhiben la matanogénesis. Más allá de que la clave es la eficiencia reproductiva del stock, mejorando el porcentaje de destete y produciendo más kilos de carne por ternero nacido.

Venimos de la Exposición Nacional de Razas, de la mano de Expoagro, en Corrientes, donde asistimos a una extraordinaria manifestación de progreso, con la mejor genética del mundo en las razas sintéticas (Braford, Brangus y Brahman), intercambiando información con los mejores cabañeros y productores del NEA y el NOA. No hay motivos para el temor.

Cualquier proceso de agregación de valor implica costos energéticos y ambientales. Es el primer principio de la termodinámica. Algunos del sector creen en el perpetuo móvil: no es lo mismo una hamburguesa "plant based" que una de carne de cualquier tipo. Los animales no aprendieron a hacer fotosíntesis, son heterótrofos. Por eso es inexorable el avance de las proteínas vegetales, algo que no sólo permitirá alimentar más gente con menor huella de carbono, sino que creará menos tensión en la transición dietaria. Al ritmo que venía el crecimiento del consumo de carnes, era necesario e inevitable la irrupción de estas nuevas tendencias.

Pero tranquilos. El fin de semana estuve en el evento gastronómico "Bocas Abiertas", en el bajo de San Isidro. Y viví de cerca las dos caras de la moneda. De un lado, la presentación en sociedad de Tomorrow Food, la startup que lidera César Belloso, gran productor y empresario agropecuario, expresidente de AAPRESID. Allí comí una excelente hamburguesa de arveja y otras legumbres. Al rato, paseando por el predio, me encuentro con una interminable cola frente a la caja del estand de "Locos por el Asado". Hice un videíto y lo subí a twitter, reflexionando sobre la fruición de nuestra gente por la carne posta. La cuestión, una vez más, es libertad de elección. Y para los productores, el mensaje es que hay que profundizar en el camino de la eficiencia, el primer principio del cuidado del medio ambiente y la economía.

IPCVA apoya la postura de Argentina

El Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) apoyó y celebró la declaración "Argentina, líder mundial en producción agroindustrial sostenible", realizada por el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación en conjunto con entidades sectoriales, no sólo por el convencimiento de que la sustentabilidad de los sistemas de producción de alimentos es una demanda creciente de los mercados y de los consumidores, sino también por el compromiso y la responsabilidad que deben mostrar todos los sectores productivos respecto del cuidado de nuestro planeta y de su preservación para las futuras generaciones.

La iniciativa oficial propone alcanzar los objetivos plasmados en el Acuerdo de París, los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas y la Agenda 2030 en materia medioambiental.

Muchos de los aspectos que aborda el documento del Gobierno nacional fueron relevados por el informe "Carne Argentina, Carne Sustentable" que elaboró la Red de Seguridad Alimentaria del CONICET y que fue presentado en septiembre de este año. Se trata de un estudio inédito, elaborado a iniciativa del IPCVA, en el que 45 científicos argentinos relevaron el nivel de sustentabilidad de la ganadería argentina, muchas veces cuestionada con argumentos que toman como referencia a sistemas productivos y entornos naturales muy diferentes a los nuestros.

El informe establece el alto nivel de sustentabilidad de la producción de la carne vacuna argentina, una de las cadenas más virtuosas de la economía nacional, una de las más arraigadas en todo el país y una de las más prestigiosas en todo el mundo.