Italia: líder cultural


Cabe destacar que la fuente de la información no es italiana ni expresión de la italianidad en el mundo, y que la observación no es casual, la hacemos para destacar dos cosas: que no se trata de un momento autocelebrativo que la colectividad italiana dedica a sí misma, y que, muchas veces, lamentablemente esta realidad reconocida por terceros no es percibida por muchos de los autodefinidos representantes de la Colectividad italiana, por desinterés o por no saber (léase: ignorancia). Justificamos el "no saber", que no es fruto de posturas maliciosas e interesadas, pero no podemos justificar, de ninguna manera, el rechazar esta realidad a causa de la imposibilidad o incapacidad de gobernarla o simplemente, ser parte de ella para defender intereses espurios y de pequeños grupos malintencionados.

La situación local "Nos quieren copar" es la frase que, con insistencia, se traslada de teléfono a teléfono, de celular a celular, de red social a red social. Este lloriqueo lamentable y lamentoso, este victimizarse frente a integrantes de la italianidad que desconocen los tristes alcances de una gestión maliciosa, tiene el único fin de presentarse frente a ellos como las víctimas de un grupo de usurpadores malintencionados, y expresa, en realidad, sólo el reiterado intento de perpetuarse en una gestión que, en las décadas y en los hechos, ha demostrado su incapacidad y absoluta ausencia de resultados positivos. El intento de presentarse como "inocentes cabritos" que están por ser sacrificados no se sabe sobre qué altar, no tendría que producir, en esta circunstancia, los mismos resultados que en las décadas pasadas obtuvo. Creemos es el momento de una asunción de responsabilidad por parte de los que integran esta comunidad que, en otras partes del mundo se reconoce como portadora de valores que la vuelven culturalmente líder, para poner fin a un estado de cosas que ha generado una absoluta disgregación y atomización de la Sociedad que mira con interés a los valores itálicos, y con deseo de pertenencia.
Los invasores hablan "No. Tenemos derecho". También hay otras posturas y conversaciones que, en este período, se van tejiendo en los medios de comunicación tradicionales e innovativos. Son las frases pronunciadas por aquellos que, según las ideas de los "asediados", representan los "asaltantes". Pero...¿quiénes son los asediados y quienes son los asaltantes? Los asediados, por lo que hemos podido observar por años, son aquellos que se han asentado en estructuras e instituciones considerándolas como propiedad privada. Hay quienes, entre los asediados, piensan que crecieron en esa estructura y que tienen todo el derecho de autorizar el tránsito, la entrada y salida de aquellos que quieren sumarse. Los pretendidos asaltantes son, posiblemente, sólo personas que desde el pleno derecho que les otorga el ser italianos, descendientes de italianos y/o cultores de la italianidad, piensan tener todo el derecho, no sólo de sumarse a instituciones que se proponen como "Sociedades Italianas", si no de activarlas y despertarlas de un largo invierno (paradójico e insostenible en Corrientes) para superar el letargo. En otras circunstancias, desde esta misma página, hemos hablado de asociaciones y agrupaciones que han puesto en movimiento una fuerza centrífuga en el intento de alejar, cuanto más sea posible, interés y deseo de participación. Todo parece indicar que este tiempo ha concluido o está por concluir: seguramente en el interés superior de la colectividad.

Nos hemos enterado, en estas últimas horas, que lo que caracteriza a los italianos en el mundo, y a los descendientes de italianos en Argentina, es la triste realidad de poseer en su árbol genealógico ancestros mafiosos. Creemos, con toda la seriedad posible, que se trata de una frase indigna por parte de quien reivindica funciones institucionales. Es una manifestación incoherente por parte de quien lidera a tantos descendientes de italianos que adscriben en sus tropas militantes, algunos de los cuales han sido propuestos como candidatos a presidente. Es una posición ilógica y autodestructiva, en un país que entre italianos y descendientes, cuenta con decenas de millones de electores. Creemos, reclamamos, que la afirmación sea estigmatizada con decisión por las instituciones que nos agrupan y nos representan.