La aventura de Charly y Wisky por América

Una travesía que conjuga pasión por los autos clásicos y amor por los perros sin hogar transcurre por América de la mano de Charly y Wisky, un dúo de amigos que pregona al volante de un pintoresco Peugeot 404 de los años 70, que suma un mensaje a favor de la adopción de los perros callejeros. La expedición es capitaneada por Charly Entrala, el componente humano de este equipo que se completa con Wisky, el integrante cánido del dueto, un perro mestizo que oficia de navegante a bordo del Peugeot decorado con los colores de la bandera argentina. Hace pocos días Charly y Wisky pasaron por Corrientes, donde sufrieron un desperfecto mecánico que pudo solucionarse gracias a la solidaridad de los amantes de los autos antiguos y a la amistad que se prodigan sus cultores. El 404 celeste y blanco se quedó sin embrague en el Taragüí al quebrarse un eje que vincula el motor con la caja de cambios, por lo que fue necesario extraer el motor. Una mancomunión de voluntades permitió que el percance quedara superado en pocos días gracias a las amistades que Charly supo forjar a lo largo de su camino.

En este caso, fue necesario que miembros del Club Peugeot de Buenos Aires enviaran los repuestos vía ómnibus a Corrientes, después de lo cual Alejandro Pintos (del Club de Automóviles Clásicos de Corrientes) y Sebastián Mascazzini (de la agrupación Peugeot 504 Corrientes) pusieron manos a la obra para reemplazar los componentes dañados. En la casa "taller" de Ale, en un patio tan generoso como el anfitrión que recibió a Charly y Wisky mientras el "Yeyo" recibía las curaciones mecánicas, el inconveniente quedó salvado después de un procedimiento de precisión, ya que fue necesario remover el motor para acceder a la intimidad de la transmisión del auto.

Todo esto fue reflejado con lujo de detalles en la página "Argentina con mis Perros", espacio de Facebook y de Instagram que los protagonistas de la travesía utilizan para relatar sus aventuras. Allí, aparecen fotografías, videos y textos en los que testimonian la bitácora del viaje con una constante prédica a favor de rescatar los animales de la calle, ponerlos a salvo y ayudarlos con procedimientos preventivos como el de la castración, a fin de evitar el maltrato y el abandono de mascotas. Con esa idea movilizadora avanzan en su viaje Charly y Wisky, ayudados por la generosidad de decenas personas que, a su paso, les ofrecen cobijo, asistencia mecánica, alimentos y difusión en los medios de comunicación para divulgar la consigna "no compres uno de raza, adopta uno sin casa". Días antes de la partida, Charly explicó el sentido del que considera "el viaje de nuestras vidas", en un post que reza: "Iniciamos este camino para dejar todo atrás y salir a ver el mundo con nuestros ojos, para conocer otros países, otra gente y otras culturas. Nos esperan miles de kilómetros de rutas alucinantes llenas de historias, días y noches perdidos en los rincones más lindos del mundo, atravesando montañas, desiertos, lagos, playas, selvas, ciudades antiguas. Y en todos esos lugares vamos a compartir nuestro mensaje fomentando la adopción de perritos sin casa, la tenencia responsable y la castración como el método más sano y efectivo para que no haya tantos perros abandonados en las calles".
El tercer integrante de este equipo de aventureros es el Peugeot 404 de fabricación nacional, que lleva en su carrocería los testimonios de distintos lugares visitados y la leyenda "Argentina con mis Perros", un emblema inicial que será superado por las metas definidas en el derrotero, que tiene como destino distintas naciones del continente hasta llegar a México.
El 404 es un clásico de profunda raigambre nacional más allá de su ADN francés. Fue el auto preferido de miles de familias argentinas desde su lanzamiento en el país, a principios de la década del 60, y se mantuvo como un exitoso producto de la industria automotriz nacional hasta 1980, cuando salió la última unidad de la planta de Safrar, la filial argentina de Peugeot que funcionaba en la localidad bonaerense de Berazategui. Con todo el prestigio de su rica historia, el "león" de Charly y Wisky desanda caminos remotos, kilómetro a kilómetro, con la parsimonia de un trayecto sin premuras, en el que la prioridad es cultivar nuevas relaciones humanas a través de la ternura que inspiran los animales con la gran virtud de los autos antiguos, auténticos disparadores de la amistad entre las personas por encima de cualquier diferencia ideológica, cultural o geográfica.
