La represa que colapsó en Brasil había superado dos inspecciones recientes
El dique minero que se rompió el viernes en el sudeste de Brasil y que dejó hasta el momento un saldo de 9 muertos y más de 300 desaparecidos, tenía 86 metros de altura, una capacidad de contención de 12 millones de metros cúbicos y había sido considerado seguro por dos inspecciones recientes.
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El Dique I de la mina Córrego de Feijão, situada en el municipio de Brumadinho (Minas Gerais), no recibía nuevo material desde hacía tres años y se hallaba en proceso de desmantelamiento. Había sido construido en 1976 por la empresa Ferteco Mineração, adquirida por Vale en abril de 2001. Aún se ignoran las causas del accidente, que hasta este sábado dejó el terrible saldo de unos 300 desaparecidos con posibilidades "mínimas" de ser encontrados con vida, de acuerdo a lo que aseguran las autoridades, según consignó la agencia internacional AFP.
La cifra de muertos ya identificados llega apenas a 9, pero se descuenta que el saldo real llegará a cientos de víctimas, entre los que se incluye un centenar de trabajadores de la propia empresa minera. Los pobladores de Brumadinho se vieron sorprendidos por el alud de barro, piedras y árboles, que arrasó con todo a su paso durante varios kilómetros.

La mina tenía tres diques de residuos de la producción de mineral de hierro, principalmente sílice, la tierra separada del mineral durante el proceso de extracción.
El volumen de lodo que sepultó las inmediaciones de la mina es bastante inferior a los cerca de 50 millones de metros cúbicos liberados por la ruptura en noviembre de 2015 del dique del Fundao, en el municipio de Mariana, a unos 120 km de Brumadinho.
Esa catástrofe dejó 19 muertos un balance muy inferior al que se produjo el viernes. Su impacto ambiental fue, en cambio, devastador, dado que la corriente de residuos llegó hasta el mar a lo largo del Río Doce, surcando dos estados brasileños.
El dique de Fundao pertenecía a Samarco, una empresa controlada por Vale y la anglo-australiana BHP Billiton.
Otros casos
Tragedias mineras comparables a las que golpearon a Brasil son raras. En septiembre de 2008, en China, un deslizamiento de lodo y rocas de una mina de hierro ilegal cubrió la localidad de Taoshi en la provincia de Shanxi, y dejó 262 personas muertas. En febrero de 1994, en Sudáfrica, la falla de una represa en una mina de oro causó 17 víctimas fatales.
(Fuente www.perfil.com).