Croacia: entre la euforia y el optimismo
Croacia vivía ayer un día especial, diferente a otros inicios de fin de semana: la atmósfera de alegría y optimismo se percibía claramente, con gran parte de la población pensando ya en la gran final del Mundial, hoy, ante Francia. "Estaba Brasil. Ahora está Croacia. Que se aguanten los que les moleste: ¡Croacia campeona del mundo!": una canción tradicional de los aficionados del país que está hoy más actual que nunca y se escucha a menudo en radios y televisores. "¡Nuestros chicos son los mejores. Confío en nuestra victoria. No somos tan pretenciosos como los otros!", exclama Marija, de más de 60 años, que vende flores en la plaza principal de Zagreb, un lugar que hoy estará invadido por una multitud para seguir el partido.

- En varios puntos del país se instalarán pantallas gigantes, como en el anfiteatro romano de Pula, en Istria, donde se esperan 8.000 espectadores. Los cuadros blancos y rojos están por todas partes: sobre los coches, en los escaparates de las tiendas, en los autobuses. Los camareros visten con la camiseta de la selección nacional, igual que los comerciantes o incluso los presentadores de televisión. Hay carniceros que bromean cortando sus productos haciendo cuadrados rojos y blancos; incluso un centro de estética de Zagreb publicó en su Facebook que hasta el lunes no hará más "manicuras francesas". "Croacia hace historia. El mundo entero nos estará mirando", publica en su portada uno de los dos grandes diarios del país, el Jutarnji List, con una foto del entrenador Zlatko Dalic. La Federación Croata puso a la venta 1.230 entradas suplementarias para la final en Moscú y "volaron" en media hora, según la televisión nacional HRT, que habla incluso de entradas vendidas casi a 10.000 euros en el mercado negro, lo que supone doce veces más que el salario medio del país. En la policía han hecho horas extras para suministrar pasaportes tramitados con urgencia para algunos de los que consiguieron plaza en uno de los diez vuelos chárter que salieron hacia Moscú. "Mañana (por hoy) seremos 4,5 millones en el campo", publica en su portada el periódico Novi List, citando a una de las estrellas del equipo, Ivan Rakitic. "Después de haber visto el partido ante Inglaterra, creo profundamente que los chicos pueden llegar al final del camino (ser campeones)", dice Domagoj Stanic, de 43 años, vestido con la camiseta con el número 10 de Luka Modric. Sea cual sea el resultado, se esperan más de 100.000 personas para recibir a sus héroes mañana, entre el aeropuerto de Zagreb y el centro de la ciudad. El primer ministro, Andrej Plenkovic, pidió a los responsables de las empresas que permitan a sus trabajadores salir antes para que puedan participar de una "bienvenida magnífica" a los jugadores. "El éxito del equipo debe inspirarnos, y debe ser alabado. Esto trae optimismo a toda la sociedad", afirmó Gordana Deranja, responsable del sindicato patronal croata. Si Croacia vence a Francia, el gobierno estudia incluso declarar el lunes como día festivo y la presidenta Kolinda Grabar-Kitarovic, condecorará al entrenador Zlatko Dalic y sus jugadores. "Es una situación increíble para el país y el fútbol croata. Los chicos han tenido un recorrido impresionante. No tengo palabras para describirlo", dice Mario Cuze, una joven promesa del Dinamo de Zagreb, cerca del estadio Maksimir. En la previa de la final, la Federación Croata de Fútbol optaba incluso por el humor, preguntando a los franceses "si estaban seguros de que no iba a jugar Lilian Thuram", que ya está retirado y que en 1998 les marcó un doblete en semifinales del Mundial de Francia, privando a los balcánicos de jugar una final que ahora, dos décadas después, saborean como el mayor éxito de su fútbol.
** Modric: "He pasado por muchas cosas duras en mi vida"
Capitán e imagen en la que se mira Croacia, Luka Modric nunca dudó de su talento pese a su compleja historia de vida en un país que salía de la guerra cuando era un niño y en el que, al principio, se lo consideraba demasiado bajito para jugar al fútbol. Ahora está en la final de la Copa del Mundo. "He pasado por muchas cosas duras en mi vida. Lo más importante es no rendirse nunca, confiar en ti mismo y seguir luchando", aseguró ante la abarrotada sala de prensa del estadio Luzhniki de Moscú, donde hoy disputará el primer lugar contra Francia. "Hay obstáculos, altibajos, pero tienes que creer en ti mismo y luchar para triunfar, esa fue mi motivación", añadió el futbolista del Real Madrid, de 32 años. No fue fácil, sin embargo, para este elegante centrocampista de 1,72 m ganar protagonismo en la competitiva élite del fútbol mundial. Considerado demasiado menudo en sus inicios, pocos pensaban, cuando era un niño refugiado de la guerra en los Balcanes, que acabaría conduciendo a Croacia a su primera final en un Mundial. "No tengo nada que responder a quienes pensaban eso. Nunca dudé de mí mismo por lo que otros decían. Siempre pensé que podía llegar a dónde estoy hoy y, gracias a Dios, llegué", dijo con su habitual tono serio. "No hace falta ser un gigante para jugar al fútbol. Esos comentarios no fueron un peso para mí, sino una motivación", recordó. Desde luego no le fue mal. Tras vencer en cuatro Ligas de Campeones con el Real Madrid y conquistar la admiración del planeta fútbol, está a horas de disputar una final histórica para esta joven nación de apenas 27 años de vida independiente. Tanto, que muchos piden para él el Balón de Oro, acabando con la década de monopolio de Messi y Cristiano Ronaldo. "Ya dije muchas veces que estoy concentrado en el éxito de mi selección. Es muy agradable que te nombren en ese contexto, pero no me preocupo con eso", afirmó. Pese a llegar salpicado por el escándalo de corrupción que ha sacudido al fútbol croata, la magia de Modric lo convirtió en el líder indiscutible de la selección revelación de la Copa.