¿Se colará Maduro en la Cumbre de las Américas del 13 de abril?

-- Por otro lado, si no puede entrar en la cumbre pero de alguna manera logra volar a Perú, podría tratar de liderar una "Cumbre de los Pueblos" en las calles y tratar de capitalizar el sentimiento anti-Trump en América Latina. La cumbre paralela contra el expresidente George W. Bush durante la Cumbre de las Américas de 2005 en Mar del Plata, Argentina, se llevó buena parte de los titulares en ese momento. Maduro podría tratar de ingresar a Perú a bordo del avión presidencial del dictador cubano Raúl Castro, o del autócrata boliviano Evo Morales. Tanto Cuba como Bolivia ya han exigido que se le permita a Maduro estar en la cumbre. Por cierto, es algo contradictorio que los países latinoamericanos le retiren la invitación a Maduro por haber roto las reglas democráticas, y al mismo tiempo reciban a Castro, quien no ha permitido una elección libre en casi seis décadas. Las autoridades peruanas dicen que eso se debe a que, según las normas de la Cumbre de las Américas, los participantes deben tomar medidas contra los países cuando existe un "deterioro" de la democracia. Ese ha sido el caso de Venezuela, mientras que en Cuba ha habido un ligero movimiento hacia las reformas económicas, afirman. Es un argumento muy endeble. Pero, bueno, no le quitemos mérito a Perú y ni a la decisión del Grupo de Lima de no invitar a Venezuela a la Cumbre de las Américas. Si tuviera que apostar, diría que Maduro no irá a Lima. En 1980, el dictador chileno Augusto Pinochet enfrentó una situación similar, cuando el gobierno de Filipinas le retiró la invitación a visitar ese país durante un viaje a Asia. Al igual que en el caso de Maduro, un grupo de países asiáticos respaldaron la decisión de Filipinas, y el dictador chileno decidió cancelar su visita. Es cierto que Maduro, Castro y Morales podrían optar por hacer una cumbre paralela en Lima, como la de Mar del Plata. Sin embargo, las cosas han cambiado desde el 2005. Venezuela está en bancarrota, y a diferencia de lo que ocurrió cuando el fallecido presidente Hugo Chávez fue a Argentina, Perú le ha dicho a Maduro que no es bienvenido en el país, por lo que éste probablemente se quedará en casa, dirá que el "imperio" quiere invadir a Venezuela, e invocará el principio de "no interferencia" en los asuntos internos de su país. Pero los demás países deberían invocar el principio de la "no indiferencia" ante el drama humanitario de Venezuela, y dejarlo fuera de esta reunión supuestamente exclusiva para países democráticos.
El ejercicio de pensar
José Daniel Soto. La libertad está en ser dueños de nuestra propia vida (Platón). El hombre, por naturaleza, tiene la cualidad de la subjetividad por su sola esencia. También es cierto que la incorporación a lo cotidiano de las redes sociales y el bombardeo constante de los medios en todos sus aspectos, hace que la natural subjetividad que poseemos pase a ser una hoja al viento que queda a merced de quien informa, de qué leemos, qué escuchamos, qué intereses mueven a quien dispara una opinión y demás cuestiones.

Prueba de ello es pensar que acostumbrarse a seguir un determinado medio de comunicación, en cualquiera de sus plataformas, nos hace estar bien informados de la realidad, que esa editorial es la verdad y también creer que tenemos opinión propia de lo que sucede. Pero ¡qué lejos estamos de estar en lo cierto! Tanta influencia mediática provoca cada vez más, a nivel mundial, la pereza de razonamiento propio, de ir al fondo de la cuestión de los acontecimientos, puesto que, al ser influenciados en nuestro intelecto, fuimos perdiendo nuestra potestad de decidir, de razonar, de sacar conclusiones propias. Claro, es más fácil, más cómodo, ser una "repetidora" de lo que leemos o escuchamos y hasta incluso defender una postura en discusiones vacías de argumentos, la que estamos convencidos que es propia y ni siquiera sabemos su origen. ¿Hay acaso mecanismos de defensa ante tanta manipulación? ¿Podemos recuperar la autonomía intelectual y ser dueños de nuestro razonamiento? Tratando de no caer en un absolutismo, pensemos que hay opciones que tienen como motor la voluntad de ser autónomos y profundos en nuestras posiciones, siendo captadores de información de fuentes diversas, seamos afines o no, para luego generar nuestras propias conclusiones. Es cierto que la comodidad de que otro piense por nosotros es más práctica, pero si queremos ser dueños de nuestras ideas y reducir lo máximo posible la influencia de opiniones impropias, hay que intentar sortear esa modorra. Lograr pensar, razonar, analizar libremente sin imponer posiciones al otro, quizás, solo quizás ayude a amalgamar esa grieta que hoy está vigente y tanto daño nos hace.