EEUU arremete contra China en Latinoamérica

-- Pero lo que Tillerson no dijo ni dirá es que Trump tiene una gran parte de la culpa del empeoramiento de las relaciones bilaterales desde que asumió la presidencia. El nivel de aprobación de Trump en la región, en una escala de 0 a 10 puntos, es de un mínimo histórico de 2.7, según una encuesta reciente de Latinobarómetro. El discurso conciliatorio de Tillerson contrastó mucho con la sombría visión de Trump de América Latina como una región que produce drogas, criminales y violadores. El proyecto favorito de Trump es un muro fronterizo, que rutinariamente justifica con una narrativa que demoniza a los inmigrantes mexicanos y centroamericanos como personas que traen el crimen y las drogas a los Estados Unidos. En el mundo de Trump, pareciera como que no existen los inmigrantes latinoamericanos buenos. Hace poco, Trump twitteó falsamente que México es el país más peligroso del mundo. Y fue escuchado diciendo que El Salvador y Haití son "países de mierda". Esa no es una buena receta para mejorar los lazos con América Latina. Además, Trump se ha retirado del Acuerdo Comercial Transpacífico, amenaza con retirarse del Tratado de Libre Comercio de América del Norte con México y Canadá, y ha ordenado la deportación de cientos de miles de refugiados salvadoreños y haitianos. Mientras Trump insulta a Latinoamérica, los chinos la cortejan. El presidente chino, Xi Jinping, ha visitado la región tres veces en los últimos cuatro años, mientras que el presidente Trump no ha puesto un pie en la región. Asimismo, el ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, realizó dos viajes a Sudamérica durante los últimos 15 meses, mientras que Tillerson recién está realizando su primer viaje a Sudamérica esta semana. No es de extrañar que el canciller chileno Heraldo Muñoz me dijera el mes pasado que "hay un vacío de liderazgo" de Estados Unidos en América Latina, y que "China se ha aprovechado de esa oportunidad". Si Tillerson realmente quiere mejorar sus lazos con América Latina, debe decirle a su jefe que proponga una agenda positiva para la región y deje de insultar a su gente. Si Trump llama a sus vecinos "países de mierda" y amenaza con retirarse de los acuerdos comerciales, no debería sorprenderse si los países de la región reciben a los chinos siempre sonrientes con los brazos abiertos.