Tomar buenas decisiones


Las personas estamos constantemente en transición entre lo que fue, lo que puede ser y lo que podría llegar a ser. Ante nuestros ojos los caminos se presentan tarde o temprano como una encrucijada y tenemos que elegir. Elegir es sin duda un gran privilegio, pero también es una gran responsabilidad porque los resultados que obtengamos irán adquiriendo forma según las decisiones que vayamos tomando en nuestras vidas y por extensión a todo y a todos los que nos rodean. Las decisiones las podemos tomar sopesando las consecuencias que tendrá tomarlas o no, es decir de manera automática y sin pensar demasiado en qué resultado acarreará. Dependiendo de la magnitud de la decisión, no dará igual si la pensamos o no. Es decir, no es demasiado importante lo que decido comer el día de hoy, pero sí será importante si lo que estoy planeando es la comida de todo un mes o toda una vida, la decisión, aunque referida al mismo tema, tendrá diferente peso y será diferente el tratamiento que le daremos si pensamos en nuestra salud y rendimiento físico e intelectual. Ahora, pensando en el tipo de decisiones que tienen el potencial de definir el rumbo de nuestras vidas, ¿de qué depende que seamos o no capaces de tomar buenas decisiones? En primer lugar, una buena decisión va a estar basada en lo que para mí es importante, por ello es tan importante realizar inversiones de tiempo y, por qué no, hasta de dinero para poder conocernos a nosotros mismos. Puede parecer fácil pero es todo un reto llegar a comprender, ser honestos y darnos permiso para sentir y ser quienes realmente somos, saber qué deseamos de verdad para poder orientarnos a conseguirlo. Es muy importante para lograr una vida auténtica, no ponernos piedras en el camino a nosotros mismos y alcanzar lo que nos propongamos de manera saludable.

Permitimos que la vida, las circunstancias, las experiencias, nuestros padres, amigos, jefes etcétera vayan opacando y hasta ocultando nuestro verdadero yo y terminamos sepultando nuestras verdaderas necesidades para adaptarnos a lo que los demás esperan de nosotros y eso nos va alejando poco a poco de nuestra felicidad. ¿Cuánto hace que no te preguntás qué deseás realmente?, ¿sabés qué es eso que te impulsa, que te hace avanzar?, ¿con qué soñás?, ¿con nada?, ¿con qué soñabas antes de sepultar tu verdadero yo? Y ya que estamos decididos a encontrarte allí dentro, ¿a qué le tenés miedo?, ¿qué mantiene ocupada tu mente con frecuencia?, ¿cuáles son las emociones que experimentás con más frecuencia?, ¿Alegría? ¿Angustia? ¿Tristeza? Cuál es la que predomina la mayor parte del día? Si te sentís enojado la mayor parte del tiempo es probable que la vida te devuelva algo muy parecido al enojo, ¿o pensabas que la frase esa de la abuelita de que la vida es un espejo es puro cuento? No es una tarea fácil dejar de atender a las expectativas que los demás tienen sobre nosotros, sobre todo porque nos sale en automático, no nos proponemos tratar de satisfacer a todo el mundo, pero lo hacemos aunque no sea nuestra intención, ya que al parecer nuestro cerebro está programado para hacerlo. Las experiencias que hayas tenido en tu vida condicionan, sobre todo si te hicieron sufrir, van a tener influencia en las decisiones que vas a tomar en el futuro, ya que cada vez que veas algo que puedas comparar con tu experiencia previa, vas a sentir que ya sabes cómo son las cosas y vas a tomar una decisión sin analizar demasiado la situación que se presenta en este momento en particular. ¿Cuál es tu forma de reaccionar ante las circunstancias? Esa manera particular de ser ¿Está alineada con tus deseos, con tus sueños y tus proyectos? Si la respuesta es no, esa conducta no te acerca a tus objetivos, esa conducta te va a dificultar conseguir lo que te propongas porque no tiene nada que ver con tu verdadero yo, sino con el análisis que estás haciendo de las circunstancias. Cuando nos vamos conociendo a nosotros mismos, nos vamos acercando a nuestro verdadero yo y prestamos atención a lo que necesitamos para estar bien.

También en el camino de nuestra felicidad puede interponerse lo que nos causa algo de sufrimiento y muchas veces ese sufrimiento nos lo provocamos nosotros mismos. ¿Querés saber cómo? Nos hacemos daño cuando pretendemos que las cosas sean diferentes de lo que son y en esto, tenemos que asumir que hay cosas que están fuera de nuestro alcance cambiar... poder determinar sanamente qué está a nuestro alcance cambiar y tomar la decisión de hacerlo puede acercarnos un poco más a la felicidad. El punto aquí está en realizar una adecuada selección de lo que sí y lo que no, porque lo creamos o no, hay mucho más al alcance de nuestra mano de lo que imaginamos. Tomar buenas decisiones están al alcance de tu mano y para ello al único que necesitás escuchar es a vos mismo, pero profundamente... y quitando todas las capas que te fuiste poniendo durante tu vida para cumplir con las expectativas de los demás. El Coaching Ontológico sirve para que te hagas las preguntas que nunca te hiciste y, más importante aún, que te las respondas. Que identifiques todas aquellas cosas que están a tu alcance cambiar y te acompañan en el proceso. Las buenas decisiones tienen el potencial de hacer tu vida mejor y más feliz.
(*) Coach Ontológico ProfesionalLicenciada en Sistemaswww.mejorymasfeliz.com