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Una liturgia musical que viene de Imaguaré

Fueron los más ovacionados de la segunda noche. Hasta ese entusiasmo desbordado tiene forma de oración y reverencia hacia quien se conduce arriba del escenario Osvaldo Sosa Cordero, como esos antiguos chamanes que solían curar las penas de los ancestros.

Rubén Orlando GiménezRedacción de época

Julio, Nicolás y Federico Cáceres representan acabadamente esa idea de fortalecer el ADN Chamamé. Son parte de un sueño que está próximo a cumplir 40 años de vigencia. Una constitución, de una fortaleza tal, que pudo trascender el tiempo, la tragedia y convertirse en un mojón de la cultura correntina que se pasa de padre a hijos.

Los de Imaguaré tienen esa mística que les da el nombre elegido, son la herencia que se transmite en el tiempo y, como ellos mismos los manifiestan, su canto es "antiguo y diferente".

La mística que se puso andar en julio de 1977 no se detuvo, porque se construye desde la memoria ancestral, esa que le otorga al líder del clan Cáceres el rol que entre los guaraníes cumplían los hombres más sabios, el de Chamán.

Como lo hacen todos los años sorprenden, sin abandonar sus canciones conocidas, al elegir un repertorio que se presenta unificado bajo un concepto integrador.

Desde esa manifestación de fe con "Vengo a decir", a "Compadre que tiene el vino", sin olvidar esa marca indeleble que deja entre los correntinos el dolor de la partida de un familiar querido, para probar suerte en otras latitudes, en ese mensaje fuerte que representa el "Avío del alma" y la esperanza en que el tiempo cambie lo necesario para que "los hijos o acaso los nietos" puedan volver.

El amor también forma parte de sus canciones, la nostalgia del tiempo cunumí con "Niña del ñangapirí" o de adoración eterna que besa los ojos de la amada para que, al despertar, vea el mundo feliz.

La ternura es parte de su mensaje y es tan claro que lo entendió una bebé, muy cercana al escenario, que extendió su brazo en un dulce saludo, un gesto que no pasó desapercibido para el cantante que respondió con la mano en alto y una sonrisa.

Los héroes y la historia son esenciales en el cancionero Imaguaré. Allí estuvo la potencia del recitado de Federico en un recorrido por los capítulos que escribió el coraje de los correntinos en distintas campañas militares.

Pedro Ríos, ese orgullo de Concepción por haber sido el Tamborcito de Tacuarí, el sueño que regara la sangre de Cabral o de los anónimos que fueron parte de mil batallas "por la libertad", desde San Lorenzo a Pago Largo, donde lucieron ese fino arte de la destreza con el cuchillo que siempre salía cortando de la vaina.

Mención aparte merece el cierre de esa liturgia pagana que conduce un chamán que se reconoce hijo de María de Itatí, cuando levanta su cáliz y hace fondo blanco al consumir la sangre popular, tema que siempre levanta una ovación al comenzar y sobre todo cuando recuerda a "los que dejaron sus huesos en Malvina y Soledad, como raíz enterrada que algún día ha de brotar".

Así se despidieron en medio del cariño popular, con el marco festivo de los papelitos de colores disparados por quienes trabajaron en una cuidada puesta en escena, la que incluyó la etérea presencia de Micaela Segovia Baldi, quien le puso coreografía a los temas interpretados por las voces de los tres Cáceres, el acordeón de Pablo Bonamino, las guitaras de Fabio Acevedo y Fernando Soto, la gravedad del bajo de Alejando Mendoza y el teclado de Juan Carlos Mora.

Compadre que tiene el vino

PASIÓN CHAMAMECERA: ¿HABRÁ ALCANZADO ESE BIDÓN DE VINO?
PASIÓN CHAMAMECERA: ¿HABRÁ ALCANZADO ESE BIDÓN DE VINO? No es una copa, ni una jarra, tampoco una damajuana, es tan grande la Fiesta del Chamamé y hay mucho para compartir que este hombre fue bien provisto y llevó su bidón de vino para disfrutar la segunda jornada. El hombre, hincha del Deportivo Mandiyú, demostró su profunda correntinidad y su devoción a la "liturgia Imaguaré", grupo favorito, al cual acompañó en todos y cada uno de los temas, especialmente "Compadre que tiene el vino" y dijo al cielo: "Al gran pueblo chamamecero ¡Salud!".
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