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La incursión a Corrientes de Zavala y Delgadillo

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El 1 de octubre de 1810, el Cabildo de Corrientes tomaba nota de dos oficios. Uno, enviado por la Primera Junta desde Buenos Aires, designaba como Teniente de Gobernador y cabeza del cuerpo a Elías Galván, quien fuera enviado tiempo antes como Comandante de Armas. El segundo oficio era una intimación firmada a bordo del bergantín Rosario por José Antonio Zavala y Delgadillo, un militar asunceño proveniente de la antigua adversaria de Corrientes, Nuestra Señora del Pilar de Ñeembucú, enviado por el último gobernador español de la provincia del Paraguay, Bernardo de Velasco. Los acontecimientos que historiamos, principian en agosto, cuando el 11 llega un oficio de la Junta ordenando el cierre del río Paraná a la navegación de embarcaciones con destino final en Asunción. El oficio puntualizaba que no debía trabarse el movimiento fluvial dirigido a Santa Fe, Corrientes y puntos intermedios siempre que contase con las licencias y despachos pertinentes. Lo que se buscaba era cortar toda comunicación entre Montevideo y Asunción, los dos centros refractarios a la que ya podía vislumbrarse como empresa revolucionaria. Como consecuencia, resultan retenidos en Corrientes tres buques con destino a la Asunción con sus cargas, y así, el 7 de septiembre de 1810, dirigen sendos oficios al Comandante de Armas Elías Galván, Ángel Fernández Blanco y Manuel Mantilla y de los Ríos. Uno como Diputado de Comercio y el otro en su carácter de responsable de la aduana, en relación con el cargamento de las naves apresadas de orden de la Junta.

EL ÑEEMBUCÚ Y CURUPAITÍ.
EL ÑEEMBUCÚ Y CURUPAITÍ.

Mantilla acusa recibo haciendo referencia a un oficio de Galván que le exige el cumplimiento conjuntamente con Fernández Blanco y el Sargento Mayor de la Plaza Pedro Obregón, que es quien debe proceder a la descarga y almacenaje de las mercaderías. Fernández Blanco, por su parte, especifica que se hace cargo de los "fardos, cajones y baúles" que componen la carga aclarando que "...se le hace preciso... el alquilar una casa segura, y que deberá ser custodiada por parte de noche por las Milicias de esta ciudad, no formándose esta Diputación el más mínimo cargo, en el caso de algún robo...". Siempre en relación con estos sucesos, en la ejecución de aquella suerte de bloqueo ordenado por la Junta, con las firmas de Saavedra y Moreno, un oficio del 18 de septiembre reconoce los problemas que apareja la extensa jurisdicción del Cabildo, como motivo para no hacerse responsable de eventuales transgresiones al cierre entre el Paraguay y Montevideo, reiterando no obstante que esos controles se ejecuten lo mejor posible. Es así que, en pos de lograr la liberación de las naves apresadas en Corrientes, Zavala y Delgadillo lidera como comandante la expedición que intima al Cabildo de Corrientes, a través de un escrito que el autor principia haciendo saber al ayuntamiento que es copia de uno dirigido a Elías Galván. El Jefe paraguayo refiere en principio el modo como se ha resuelto el problema de la autoridad regia en la Península invadida por los franceses, afirmando que "la capital de la Asunción juró fidelidad y obediencia del mismo modo que todas las ciudades de los Reynos de ambos mundos a nuestro amado Soberano el Señor Don Fernando Séptimo y posteriormente a la Junta Central que le representó (y) está compuesta de todos los Diputados de los Reynos de España. Para afianzar mejor el Gobierno Regio, creó el Concejo de Regencia en el que tiene asiento un individuo americano con las mismas preeminencias que los demás vocales, y en el dicho Concejo trasladó toda la autoridad regia que depositó en aquella los Diputados del Reino Español, el cual Consejo ha sido reconocido por nuestra Nación en general, Potencias aliadas y hasta este mismo Continente...". El párrafo siguiente, sin precisar responsables, en tácita referencia a la Junta, afirma que se han ocultado al resto del virreinato los documentos y la Cédula Real provenientes de Cádiz sosteniendo que "la Asunción con Documentos autenticos comunicados de oficio desde Cádiz y Real Cedula autorizada en pública forma que acompaño (que a esa Ciudad se la ha ocultado como a todas las demás del Virreinato) ha prestado nuevamente fidelidad y obediencia al Consejo de Regencia que legítimamente representa a nuestro Adorado Soberano Don Fernando Séptimo en acta celebrada por más de trescientos treinta y dos vocales". Zavala y Delgadillo destaca luego que "todo lo mencionado se trasladó a la Junta Provisional de Buenos Aires ofertándola guardar con ella armoniosa correspondencia y fraternal amistad suspendiendo todo reconocimiento de superioridad en ella hasta tanto que S. M. resuelva lo que sea de su agrado Soberano en vista de los Pliegos que la expresada Junta dice haber enviado con un oficial al Gobierno Soberano legítimamente establecido en España y del parte que ha dado la Asunción". Llegado aquí - "en vista de la conducta de aquella Capital" - el comandante de la expedición intima al Cabildo de Corrientes aseverando que "fácil es el que Vuestra merced se decida en vista de la Real Cédula: o la obedece siguiendo la conducta de la Asunción y permite que todos los Buques… que vienen y vendrán de Buenos Aires… pasen sin detención a la Asunción, o no la obedece prefiriendo la obediencia a la Junta Provisional de Buenos Aires que se niega a reconocer al Consejo de Regencia… e impide el tránsito de los Buques: si lo primero la Asuncion conservará con esta Ciudad su antigua armoniosa correspondencia y fraternal Amistad en la que esa Comandancia general afirma en oficio del día se complace de acreditar su constante adhesión a sus hermanos de la provincia del Paraguay: si lo segundo la Asuncion declarará en toda la extension de la Provincia a la de Corrientes por traidora y enemiga del Soberano y de todos sus fieles vasallos que reconocen la única suprema Regia autoridad depositada en el Consejo de Regencia…".

FIRMA DE ZAVALA Y DELGADILLO.
FIRMA DE ZAVALA Y DELGADILLO.

Lo que sigue es un claro ultimátum: "Espero categórica respuesta con mi ayudante de órdenes" en el término de tres cuartos de hora. Transcripto el oficio a Galván, el jefe incursor dulcifica las líneas finales dirigidas al Cabildo, diciéndole que solicite copia de la Real Cédula al Comandante de Armas, a fin de combinar los intereses de la ciudad con los de Asunción, para que se "consolide la mayor armonia y fraternal correspondencia entre los habitantes de ambas que no puede ser de otro modo que reconociendo a nuestro Amado Rey... en el Concejo de Regencia prestandole la obediencia y fidelidad que exige la citada Real Cédula". Karaí octubre se presentaba hosco para el Cabildo, que con su secular habilidad para salir del paso, adujo que las naves habían sido retenidas por el Comandante de Armas y no por el Ayuntamiento. A partir de allí, Zavala forzó la situación seguro de su superioridad, obligando a Galván a concederle cuanto exigía, y en definitiva a la Junta, que, retirado ya el incursor, el 4 de octubre oficializó la situación de las naves que fueran retenidas, aduciendo que era lícito su tránsito a Asunción puesto que sus hojas de ruta eran anteriores al cierre del río.

LA INTIMACIÓN DE ZAVALA Y DELGADILLO.
LA INTIMACIÓN DE ZAVALA Y DELGADILLO.

Pero Zavala y Delgadillo no sólo se apoderó de las naves y obtuvo abastecimientos. Según los historiadores clásicos correntinos, en una incursión nocturna atacó en el barrio La Rozada un astillero o carpintería de ribera propiedad de José María Durán, apoderándose de embarcaciones y efectos. Además, simultáneamente, otros efectivos paraguayos se apoderaban desde tierra del fuerte correntino de Curupaití. En los hechos, finalizaba así una larga disputa y Corrientes perdía todo control sobre el Ñeembucú. En fin, si aquel Karaí octubre de 1810, resultó oneroso para los correntinos, la invasión paraguaya del año siguiente, en 1811, acarrearía consecuencias mucho más prolongadas y dolorosas.