Estudiante correntina se doctoró con la máxima calificación en Barcelona
Carla Antonini nació en 1978 en el tradicional barrio Cambá Cuá de la ciudad de Corrientes. "No fui al jardín de infantes", contó la joven pero aclaró que hizo toda la primaria en la escuela Sarmiento, "donde la pasé muy bien y disfruté mucho". No fue de la misma manera en la secundaria, que hizo en la Escuela Nacional de Comercio, "en la cual me aburrí profundamente, supongo que como el 99% de los adolescentes en el colegio", explicó.
"Por suerte esa escuela está frente del río y recuerdo que ese era mi mayor aliciente para ir al colegio, un par de años nos tocaron aulas desde las cuales se veía el río. Eso es maravilloso", resaltó la joven desde su casa en Barcelona.

"No creo que haya tenido una infancia/adolescencia muy distinta a la de cualquier correntino, salvo por el hecho de que mi madre vivía en España desde que tengo siete años y por ello muchos veranos (que eran inviernos en España) los pasaba allí visitando a Marily", detalló la flamante doctora. Marily es la querida Marily Morales Segovia, escritora, artista plástica y escultora que llevó a Europa su talento y mostró así la identidad correntina en aquel continente.
Pero acá vamos a hablar sólo de Carla, la más pequeña de cinco hermanos, quien después de estudiar Ciencias Económicas en la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) decidió continuar su vida académica en España. "Decidí estudiar Ciencias Económicas porque siempre me preocupó bastante el tema de los recursos escasos y su buena administración", reveló la mujer.
Una vez instalada en Barcelona tuvo que homologar el título en la Universidad de Barcelona y allí pudo experimentar que el nivel académico que llevó de acá era realmente bueno. "Luego me mudé a Beijing, China, e hice el máster en la Beijing Jiaotong University. Finalmente, después de varios años en China e India volví a Barcelona donde tuve la inmensa suerte de que me dieran un trabajo de formación de docencia e investigación para hacer el doctorado. En síntesis, tuve la enorme suerte de que toda mi educación fuera gratis", remarcó la joven.
Aunque se negó a hablar de la calidad educativa en Argentina, Carla contó y se nota en sus palabras que siente mucho orgullo por haberse formado en una institución pública y gratuita. Es necesario aclarar que además de pública, la universidad en este país es gratuita, porque en general en el resto del mundo las universidades públicas son aranceladas por sus estudiantes.
"Yo no puedo hablar de la calidad de la educación argentina ahora pero sí puedo decir que cuando yo estudiaba en la UNNE (terminé la carrera de contador público en el año 2000) la educación pública estaba completamente subvalorada", analizó Carla y añadió: "Eso recién entendí cuando empecé a estudiar en el extranjero con alumnos de otros países y me di cuenta de que el nivel que yo traía de la UNNE no tenía nada que envidiar al resto", expresó.
Amén de esto, "muchos de los resultados de un estudiante universitario dependen del estudiante y no del profesor o la infraestructura de la universidad. Estamos hablando de gente que tiene como mínimo 18 años y en una era en que un gran volumen de información está online accesible desde una computadora. Está claro que hay profesores mejores y peores e infraestructuras mejores y peores pero en última instancia un alumno que quiere aprender va a sacar el máximo partido de lo que tenga. Quizás me equivoco pero me da la sensación de que muchos alumnos de universidad pretenden que los sigan tratando como si estuvieran en una guardería", comentó esta correntina.
"Lo primero que me llamó la atención es que al menos en España no existe la educación gratuita. Las universidades públicas se pagan y por ende la gente valora más el estar inscripta en algún curso. Me parece que en Argentina había muchos alumnos que estaban ahí años y años sólo porque era gratis", sentenció. No obstante, no quiso dejar de mencionar que "algunos de los profesores que yo tuve en la UNNE eran excelentes y hacían el trabajo por amor al arte casi y quizás este punto tampoco sabíamos respetar".
Mientras se especializaba en su profesión, Carla formó una familia con un español, tiene una hija de dos años y además da clases de Contabilidad en la Universidad de Barcelona. Así y todo, inició el Doctorado en Ciencias Económicas y se recibió con Sobresaliente Summa Cum Laude, la máxima calificación que brinda esa institución.

La tesis con la que se recibió trata ecología y medio ambiente. "La contabilidad tradicional sólo tiene en cuenta el dinero y cosas que estén valoradas en dinero. La contabilidad ambiental añade la medición de recursos naturales en múltiples unidades de medida (toneladas de dióxido de carbono, litros de agua limpia, megajulios de energía eléctrica, etc.)", explicó la joven que está preocupada por los recursos naturales.
En ese sentido, advirtió que "a Corrientes le falta gente con conciencia de proteger los recursos naturales en vez de expoliarlos. Como es tan rica en recursos, la mayoría que vive ahí no es consciente de lo que valen y de lo rápido que pueden agotarse. No estoy hablando de gente que no tiene para comer o donde vivir, estas personas por razones obvias están exentas de de algún modo. Me refiero a políticos, empresarios, gente con cierto poder de decisiones y adquisitivo", opinó y rápidamente aclaró que "no sé si soy yo una buena juez del tema, dado que no vivo ahí desde el año 2001".
Más allá de eso, no deja de recordar a su ciudad natal y remarcó que extraña Corrientes, "sobre todo el río. Ese río es algo absolutamente precioso. No voy muy seguido pero intento que no pasen más de tres años de viaje en viaje. Me gustaría que mi hija pudiese aprender y disfrutar más de algunas maravillas de Corrientes. De momento no tengo muchas perspectivas de volver pero uno siempre guarda en el corazón regresar alguna vez, ¿no?", comentó con algo de nostalgia.
Mientras recuerda su infancia, adolescencia y juventud cerca del río, Carla atiende a su pequeña Fiorella y busca la manera de que este Taragüí tan lejano no le resulte extraño. Desde el barrio Cambá Cuá hasta Barcelona, con el objetivo claro de seguir estudiando para perfeccionarse y devolverle al mundo un poco lo aprendido.