Kovadloff y su nueva inspiración
Guillermo Pereira Poizón

Teatro Vera: hoy viernes 15 de julio, a las 21.30.
Descubrió que quería ser un escritor a los 14 años, cuando se dio cuenta que jugar con sus soldaditos de plomo ya no lo llenaba. "Me di cuenta que mi visión había cambiado, ya no era yo el que los oía, sino el que los miraba. Había dejado de ser un niño", cuenta Santiago Kovadloff al arrancar la charla con época en el bar del Teatro oficial Juan de Vera.
Los demás es historia conocida. Kovadloff se transformó en uno de filósofo y ensayistas más reconocidos del país. El gran público lo conoció, en cambio, por un hecho desafortunado: la trágica muerte del fiscal Alberto Nisman, de quien era amigo. "Hubiera preferido seguir en el anonimato, pero quién elige su destino", confiesa cuando lo consultan sobre la notoriedad que cobró tras lo sucedido.
Hoy Kovadloff se adentra en una nueva experiencia, la teatral. "Inspiraciones" se llama la obra que presenta hoy en Corrientes, la primera provincia a la que sale esta propuesta que ya triunfó en Buenos Aires, cuyo desarrollo recorre obras de autores emblemáticos como Borges y Cortázar. A través de textos y música culta. Lo acompañan en esta apuesta el barítono Víctor Torres y el pianista Pierre Samuel Blanchard. Y el desafío es por partida doble, porque quien lo dirige es nada menos que su hija, Valeria, con toda la carga que supone para un "padre dedicado" - como se define - pasar de maestro a alumno.
- ¿Cómo surge la idea de "Inspiraciones"?
- Yo trabajé por varios años con Marcelo Moguilevsky y César Lerner, con quienes integramos el Trío de Música y Poesía, y realizamos tres obras: una dedicada a Jorge Luis Borges, llamada "Lo que Borges nos contó", otra dedicada a Cortázar, llamada "Un tal Julio" y otra dedicada al poeta portugués Fernando Pessoa, a la que titulamos "Informe Pessoa". Sobre esa base pensé en armar un nuevo espectáculo en el que la palabra no perdiera protagonismo, pero tampoco fuera la única protagonista. Mi intención era que el cuerpo en movimiento y las luces jugaran un papel, pero esos no son elementos que yo puedan discernir en su totalidad. Por eso primeramente lo convoqué a Víctor Torres, él lo sumó a Pierre Blanchard y yo llamé a Valeria porque ella tiene una larga experiencia en la puesta teatral musical, es maestra de danza y expresión corporal. Y juntos los cuatro, con la invaluable ayuda del proyectista Federico Puiggrós, logramos esta fórmula tan interesante: tener en una escena donde las traducciones de las canciones y los textos que se leen en distintas lenguas se proyectan sobre el escenario dando lugar a un movimiento a las palabras similar a una "danza de los términos".
La obra transcurre en un tono de entrecasa. Tanto que a Kovadloff se lo verá en pantuflas, toda una rareza, Torres aparece en bata y sólo Blanchard luce algo más formal. Un cuadro muy gráfico de lo que es la inspiración: algo que por lo general nos sorprende, que no nos pide permiso para entrar.
- ¿Y cómo resultó para usted, un hombre de las palabras, ingresar en el mundo donde el lenguaje gestual y la escenificación cobran un protagonismo similar o a veces incluso mayor?
- Fue una conquista. Yo siempre trabajé la voz de un modo actoral ya que leer ante el público es algo que hago desde hace tiempo y que me gratifica mucho. Esto me permitió ampliar el espectro de mis propias posibilidades actorales. Me sentí muy cómodo y mi hija me ayudó mucho porque me enseñó a actuar en un nivel mínimo, claro está, porque mi movimiento es mínimo pero implica una salida de ese escenario único que hasta ahora fue para mí la voz.
- ¿Cómo vivenció esa suerte de "inversión de la asimetría"? Después de enseñar durante toda a la vida a su hija, en esta oportunidad le tocó aprender de ella.
- Debo confesar que me pregunté antes de llamarla cómo sería articular con mi hija. Pero Valeria me sorprendió una vez más. Logró de inmediato que yo me convirtiera en su discípulo. Escucharla y aprender de su conocimiento fue un placer. Desempatar, dejar de enseñar para aprender de mi hija. Sólo tengo admiración por su tarea.
- Lo saco un poco del arte. ¿Cómo sobrelleva el ser "mediático en el buen sentido"? El caso Nisman, por desgracia para usted, lo hizo conocido para todos los argentinos, lo transformó en un líder de opinión. ¿Cómo lo vivencia?
- Es una pregunta interesante. La proyección pública en un sentido que exceda el terreno razonable que implica ser un escritor, es sorprendente. Sobre todo para quienes, como yo, no la buscan sino que se encuentran con ella merced a un hecho desafortunado. Yo me siento hoy conmovido por la gratitud de la gente luego de 12 años de lucha contra los excesos y el autoritarismo, lucha que me valió no pocos malos tragos e incluso imputaciones penales. Es un consuelo.
- Todo parece indicar que hemos retrocedido en materia de convivencia ciudadana y tolerancia, que hoy es muy difícil disentir sin ser agraviado por pensar distinto. ¿Cómo retomamos el camino de la concordia? ¿Cómo cerramos la grieta?
- La política, vista desde un punto de vista republicano, es una voluntad, una insistencia que busca de una convivencia asentada en el acuerdo o la disidencia que no exceda el campo de la palabra. Esa voluntad no descansa en evidencias previas de que sea posible lograrlo, sino en un anhelo irrenunciable que tiene más que ver con el futuro que con una experiencia que venga del pasado. Con esto quiero decirle que la clave está en comenzar a pensar hacia adelante. Pero también debo decirle que es muy complicado y, como hombre mayor que soy, creo que es muy probable que yo parte de este mundo sin haber visto consolidada la democracia republicana basada en el respeto a la Constitución por la que tanto he luchado, aunque no ha sido una lucha inútil. Espero que el nuevo gobierno pueda retomar el camino que inició Alfonsín.
- Por lo pronto, ojalá continúe inspirado
- La inspiración no dura, se pierde; pero le garantizo que en "Inspiraciones" no deja de rondar la fugacidad y puede verse como una elegía por lo que pasa: la luz de una tarde de otoño, la amada, nosotros mismos.
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La obra

Música y poesía llevan a cabo un recorrido a través de distintas geografías, épocas y modalidades estéticas en el que las proyecciones de Federico Joselevich Puiggrós juegan un papel protagónico conduciéndonos desde Mozart a Ginastera y de Borges a Ferreira Gullar.