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Sección "schiavi": "Quedar en agua de borrajas"

Quién no ha escuchado o dicho en alguna ocasión una frase del tipo: "Estaba esperanzado en conseguirlo pero al final todo ha quedado en agua de borrajas".

Esta ex-presión suele utilizarse para referirse a aquello que fi-nalmente no ha salido como uno esperaba y a un desen-lace que ha resultado ser decepcionante (cuando las ex-pectativas eran buenas). Nuestro catálogo de modismos le debe mucho a la botánica, una ciencia que el hablante reinterpreta en sentido figurado. Que nadie lo dude: las curiosidades del herbario se despliegan con sutileza en el idioma. Tal vez un ejemplo modélico de dicho desen-volvimiento sea esta frase, "quedar en agua de borrajas", idónea para definir un estado de completa decepción.

Se dice que su significado se debe a lo insípida que re-sulta la infusión de la planta de la borraja, la cual se uti-lizaba desde la antigüedad como remedio para hacer sudar (sudorífica). También se tenía la vieja creencia (y superstición) de que si se una mujer pisaba una hoja de borraja quedaría embarazada, creencia que vemos ma-nifestada en la estirpe catalana del dicho, en particular la locución "tornar-se aiguapoll", en la que aiguapoll es el contenido del huevo huero, sin embrión. Es Joan Amades, autor del "Refranyercatalàcomentat" (1935), quien intuyó que el dicho "tornar-se aigua de borratges" proviene de la vieja creencia en el poder fecundador de la borraja: "Con sólo pisarla, se creía, una mujer podía quedar embarazada. Más aún si tomaba el caldo obte-nido al hervirla". Posiblemente, la frustrante experiencia de pisar borrajas y no conseguir la preñez influyó en el significado que luego adquirió el modismo. Pero en realidad, por muchas veces y tiempo que lleve-mos escuchando la frase "quedar en aguas de borrajas", esta no es del todo correcta y con los años ha variado de como realmente se decía en sus orígenes. Inicialmente la hierba utilizada para esta expresión era la "cerraja", una planta semejante a una lechuga silvestre (así la definía el "Diccionario de Autoridades" de 1729) cuyas propiedades de las hojas, flores o jugo lechoso se aplicaba como estimulante del apetito, el tratamiento de la ascitis o para trastornos hepáticos (entre otros). Pero sin embargo su agua infusionada resultaba insulsa y sin propiedades, de ahí que, originalmente, la expresión fuese "quedar en agua de cerrajas": esta agua en comparación a los atributos del resto de la planta se quedaba en nada. Sebastián de Covarrubias en su "Tesoro de la lengua cas-tellana o española" de 1611, ya menciona el "agua de cerrajas" como sinónimo de algo que no llega a buen término. Allí nos dice que cerrajas es una hierba, y luego apunta una impresión sobre el dicho que aquí nos entre-tiene: "… y no embargante que sea de mucho provecho en la medicina para diversas enfermedades, comúnmen-te solemos decir a propósito del que trae muchas razones que no son concluyentes para probar su intención, que todo es agua de cerrajas". Muchos son los lexicógrafos que culpan a una corrupción de la expresión cuando ésta pasó de ser utilizada en los ambientes rurales a las poblaciones más grandes e importantes, siendo prácticamente desconocida la ce-rraja y mucho más común la borraja, por lo que se adoptó este término para aplicárselo a la frase. El propio José María Iribarren en "El porqué de los dichos" alude al provincialismo a la hora de haber modificado el modismo para que les resultase mucho más fácil fonéticamente a la hora de decir y recordar: "Ese cambio de cerrajas en borrajas es «un provincialismo, como el de borrojo en cerrojo, aunque por distintas razones". Para finalizar, cabe destacar que la propia web del Dic-cionario de la Rae redirige a "agua de cerrajas" cuando se realiza la búsqueda "agua de borrajas". (Fuentes de consulta: http://blogs.20minutos.es;http://cvc.cervantes.es)