
redacción de época
En su debacle, el peronismo podría no coronar senadores
La curva descendente del PJ en las últimos tres llamados a las urnas es asombrosa e insólita. Errores políticos estratégicos y las eternas internas impiden el fortalecimiento del principal partido de la oposición.

Si fuera una pelea de boxeo, el locutor haría una presentación como esta: "En este rincón, Encuentro por Corrientes (ECO), que viene de estruendosas victorias electorales en el plano provincial y ya puso a rodar su fastuosa maquinaria de campaña rumbo a las elecciones del 11 de junio. Y en aquella esquina, el Frente de Todos (FDT), liderado por un peronismo que está intervenido, que llega -una vez más- dividido, que viene de fracaso tras fracaso y los mismos de siempre se pelean por los pocos cargos que podrían obtener".
Sin embargo, el camino a las urnas no es un encuentro pugilístico. Es la expresión máxima de la democracia, en la que los ciudadanos eligen quiénes serán sus gobernantes y representantes. Y en todo gobierno, el oficialismo tiene el contrapeso de la oposición, detractores que marcan lo que consideran errores de la administración o proponen alternativas a las decisiones gubernamentales. Generalmente, esa búsqueda de equilibrio, de compensación, se da en las cámaras legislativas. En Corrientes, esto no ocurre.
En nuestra provincia, la debacle del Partido Justicialista (PJ) lleva varios años. La poca pericia política de sus principales dirigentes llevó a una derrota electoral tras otra, cada vez con menos acompañamiento en las urnas, que derivaron en una representación mínima en ambas cámaras, en las que el oficialismo tiene una mayoría prácticamente sin precedente (11 de 15 bancas en el Senado y 22 de 30 en Diputados).
Y esa implosión peronista se vio con claridad en la última elección provincial, en la que Gustavo Valdés fue reelecto como Gobernador por el 77% de los votos, una cifra histórica para una victoria que no encuentra antecedente similar.
La curva descendente en las últimas tres elecciones provinciales del peronismo y la alianza que lidera, hace presagiar que en los comicios del 11 de junio no solo no podrá retener las dos bancas que pone en juego en el Senado (sobre cinco escaños que se elegirán) sino que peligra, incluso, que pudiera llegar a alcanzar siquiera una.
En 2017, la elección provincial se centró en la contienda por el "sillón de Ferré" entre Gustavo Valdés y Carlos "Camau" Espínola. Los votos de arrastre de ambos candidatos se traspasaron a las categorías legislativas. En aquella oportunidad, para senadores provinciales, ECO alcanzó el 54% de los votos y el FDT cosechó el 45% de los sufragios. Fueron tres senadores para los victoriosos y dos para el peronismo.
En 2019, los justicialistas cometieron un error estratégico imperdonable en política: fueron divididos en cinco frentes electorales. El 60% de los votos logrados por ECO significó que el oficialismo catapultó al Senado a cuatro de sus candidatos. El FDT solo a uno. Si los peronistas hubieran ido unidos (las cinco vertientes juntas sumaron el 38%) habrían coronado dos senadores.
Y en 2021, la caída fue aún más pronunciada. En esa contienda hubo un mano a mano entre ECO y el FDT. Fue una paliza electoral del oficialismo: para la Cámara Alta terminó 76% a 24%. Otra vez, cuatro senadores a uno.
Esa elección de 2021 también dejó al peronismo y sus aliados con apenas una decena de municipios bajo su administración (aunque, a esta altura, hay varios de esos intendentes que no comulgan con el PJ correntino).
El enorme traspié tuvo que haber servido al PJ para su resurgimiento, como el Ave Fénix. Pero pasaron estos dos últimos años con muchas penas y sin gloria: el partido continuó intervenido y nunca hubo siquiera un amague de internas, el interventor "Juanchi" Zabaleta está más preocupado en no perder las próximas elecciones en Hurlingham -donde es Intendente- que en torcer el rumbo del PJ correntino, los dirigentes se pelean por los pocos cargos legislativos que suponen lograrán y todos esperan la "bendición" desde Buenos Aires para encabezar las listas -cúpula nacional que por estas horas tiene a sus vertientes enfrentadas-.
Mientras, en la vereda de enfrente, en ECO, la maquinaria proselitista ya se puso en marcha.
Si el oficialismo lograra los cinco senadores en disputa, sería una catástrofe para el FDT. Y ello podría ocurrir si ECO alcanza igual porcentaje de votos que en las elecciones del 2021 y el FDT repite el error de 2019; es decir, ir divididos. Al igual que ocurriera en esa oportunidad, el fraccionamiento le podría hacer perder una banca, quizá la única que sacarían.
Sería imperioso que el peronismo correntino se pare en el centro del ring y ofrezca verdadera batalla. O sino será otro tremendo nocaut. Y nunca es bueno que el campeón no encuentre rivales.

Redacción de época