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Gustavo Gamboa

redacción de época

UNA NOVELA DE IDAS Y VUELTAS QUE PUEDE TERMINAR EN TRAGEDIA

El puente Belgrano está "indefenso"… ¿hay riesgo de que se desplome?

Hace 15 años se concesionó la obra de defensa contra el impacto de embarcaciones. Sin avances, en 2018, la Nación rescindió el contrato por fraude y negligencia. Pero en 2022 el actual gobierno dejó sin efecto la crítica resolución. Sin embargo, otra vez las obras están paralizadas.

"Si ves que un convoy de 12 mil toneladas que navega aguas abajo del Paraná y está mal ubicado para pasar el puente… mejor no cruces con tu auto". La afirmación partió de los labios de un experto vial. Su aseveración, tras la requisitoria periodística de época, surgió por la falta de defensas del viaducto que une las provincias de Corrientes y Chaco y la posibilidad de que un impacto pudiera generar problemas irreversibles en la vieja estructura.

Hace 15 años, una Unidad Transitoria de Empresas (UTE) ganó la licitación para la ejecución de las obras de las defensas contra el impacto de embarcaciones del puente General Belgrano. Ante el prácticamente nulo avance de los trabajos y aunque se abonó parte del mismo, en el Gobierno de Mauricio Macri se le rescindió el contrato. Pero con la llegada del kirchnerismo, se le restituyó el acuerdo… pero las obras nunca avanzaron.

En 2008 (Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner), la UTE Luciano Sociedad Anónima – Constructora Performar Sociedad Anónima (cuyos titulares, se dice, habrían tenido una estrecha relación con el por entonces Secretario de Obras Públicas de la Nación, el condenado por enriquecimiento ilícito José López) ganó la licitación para la ejecución de la obra en la Ruta Nacional Nº16, desde el kilómetro 0 (donde nace el puente en la provincia de Corrientes) hasta el kilómetro 2,5 de las defensas del General Belgrano contra el impacto de las embarcaciones. Un año después, el 3 de junio se suscribió el contrato.

El 31 de agosto de 2010, por Resolución de la Dirección Nacional de Vialidad (DNV), se aprobó la primera modificación de la obra acordada. Se argumentó que en virtud del nivel alcanzado por el Paraná se hacía imposible la ejecución de los pilotes tal como estaba previsto en el contrato de adjudicación de la obra. Pero recién el 1 de octubre de 2016 se produjo el reinicio de las obras.

En 2018, ya en el Gobierno de Mauricio Macri, las autoridades de la DNV alertaron que la obra prácticamente no avanzó a pesar de que se le abonó a la UTE los anticipos. Fue Javier Iguacel, por aquel entonces el Administrador General de Vialidad Nacional, quien motorizó la rescisión del contrato.

El contrato cayó. Y los argumentos expresados fueron lapidarios: fraude y grave negligencia y contravención a las obligaciones y condiciones estipuladas. Sin embargo, la UTE presentó un recurso de reconsideración.

Ya en el Gobierno de Alberto Fernández, la DNV analizó la solicitud de la UTE y resolvió dejar sin efecto la rescisión del contrato. Entre los considerando de la Resolución, las autoridades de Vialidad entendieron que los argumentos para hacer caer el contrato fueron "desproporcionados e irrazonables". Además, apuntaron que no se dieron los plazos procesales suficientes para determinar la culpa de fraude o grave negligencia de la contratista.

La nueva Resolución, de fecha 18 de enero de 2022, señaló que "no fue acreditado en los antecedentes, que propiciaron la medida, conducta alguna de la contratista que implique una maniobra, engaño o simulación en la ejecución del contrato", entre otros tantos argumentos para devolverle la obra a la UTE que en el pasado poco y nada había hecho pero que sí percibió fondos del Estado Nacional.

Una vez conocida la Resolución, los jefes distritales de Vialidad Nacional, Daniel Flores y Alejandra Vilela, visitaron el obrador de la UTE Luciano-Copersa en Antequera (Chaco), aseguraron que las obras tan necesarias se reiniciarían y que tendrían un plazo de finalización de 24 a 36 meses.

Sin embargo, pasó el tiempo y las obras siguen sin su ejecución. No hay demasiados indicios de que la UTE finalmente concretará el trabajo, más allá del acopio en Antequera de "camisas" (tubos de acero que rodean y protegen a los pilotes de hormigón del puente) que, a esta altura, lucen oxidadas.

El puente General Belgrano, por ahora, no tiene fallas estructurales. Si el convoy que sirvió de guía para el inicio a la nota se topara contra una de las pilas (estructuras verticales de soporte) principales del puente, los pontones metálicos cortarían sus cadenas de fondeo como ocurrió en otras oportunidades. Pero, si el golpe es de lleno, no sería bueno estar en ese momento sobre el querido viaducto.