La tradición del camafeo en Torre del Greco
El camafeo encierra el estilo, las filosofías y las creencias que caracterizan a una época determinada.

A lo largo de los siglos se ha convertido en portador de valores, narrador de historias y guardián de secretos, además de relatar acontecimientos sociales e históricos en sus miniaturas.
Algunos estudiosos reconocen la escritura rupestre como precursora del camafeo, a la que seguirían más tarde los sellos, utilizados en cartas, recipientes y jarras. Los propios sellos, para algunas poblaciones, tenían un valor escaramantico hasta el punto de llevarse puestos, como en el caso del escarabajo para los egipcios.
Pueblos como los griegos y los romanos, pero incluso antes los etruscos y los fenicios, trabajaron con gemas, creando verdaderas obras maestras en miniatura. Poco a poco, los griegos se hicieron muy hábiles en el arte de tallar piedras preciosas y semipreciosas, como la calcedonia, el jaspe, la cornalina, la turquesa y la malaquita.

Fue el Renacimiento el que redescubrió la fascinación de los camafeos, gracias al renacimiento del clasicismo, y así fue como se rehabilitaron las habilidades técnicas de la fabricación de camafeos, creando escenas de mitos y leyendas antiguas.
Se redescubrieron las habilidades de antaño y se dice que un hombre del Golfo de Napoli comenzó a tallar conchas marinas, dando lugar a la tradición del grabado que pronto se convertiría en el símbolo de Torre del Greco.