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Marcela Tomasella

colaboración

SER DEL "NACIO"

Adiós

Siempre, hasta que mi base de datos diga basta, soy profe de literatura.

El 4 de abril de 1990, de la mano del profesor Julio Godoy Rojas, ingresé al aula de 1º 5ª del glorioso colegio nacional de Corrientes. Era una suplencia del profesor Carlos Masferrer, ya a punto de jubilarse.

Cursaba el tercer año del Profesorado en Castellano y Literatura en el Instituto Superior de Profesorado "San José" I-27 y Julio era mi profesor en dos literaturas: Europa Septentrional y Española II. Todavía no me había recibido.

Una prueba de fuego que continuó durante casi 33 hermosos años, salvo cuatro, que fueron un horror. Por suerte, terminaron cayendo por su propia negligencia.

Los primeros tiempos fueron durísimos, el cuerpo de profesores de un nivel académico altísimo te hacían pagar el derecho de piso, sí o sí. Ingresar a la Sala de Profesores era con acompañamiento o por derecho ganado en el aula. Con el tiempo, y el acompañamiento, siempre presente hasta que se jubiló nuestra protectora: la señorita Doddy Nalda.

Una profesora que siempre nos ayudó, nos cuidó, nos defendió, nos brindó su compañerismo y su experiencia, su palabra de aliento y su capa protectora. Una persona que, cuando se fue, dejó un hueco enorme en nuestro departamento.

Enormes Rectores y Vices que, con su gestión, llevaron al colegio a la excelencia académica, como Godoy Rojas, Wingaardt, Barrios, Lewintre, Fedrigo.

Marcando la educación de calidad, nivelando para arriba, cuidando a sus profesores, apoyándolos en sus cátedras, confiando en su rol docente y brindando una escucha atenta y una solución en la mano.

El aprendizaje junto a mis "chiquis" del proceso de enseñanza-aprendizaje en el aula y fuera del aula.

Los actos académicos, los discursos escolares, las fiestas del día del estudiante, el apoyo emocional e inculcarles mi pasión por la lectura a tres generaciones de alumnos que siempre estuvieron a la altura de las expectativas del "Nacio".

La camaradería de la Sala de Profesores, con la mesa larga, todos unidos, juntos, tirando todos del mismo carro y para el mismo lado. Sin divisiones, sin intereses espúreos, sin "orejas", con un enorme sentido de pertenencia que nos llevó a que seamos el "Nacio".

Personas como Jorge Turraca, "Nonó" Verón, Carlitos Maidana que, desde su lugar, acompañaron mi transitar, temeroso, al comienzo, y audaz, ya con la base de datos cargada y formada.

Dándome las herramientas administrativas para cuidarme las espaldas y no caer en el error o en el exceso.

Colegas que se transformaron en amigos. Exalumnos que se transformaron en tutores y en amigos. Tutores que se transformaron en cómplices para ayudarme en la hermosa tarea de hacer leer a sus hijos.

Los actos del Aniversario del 2 de agosto, años encargada de la Promoción de Bodas de Oro. Las misas, ofrendas florales, clases magistrales, discursos llenos de emoción y anécdotas de un colegio que no conocíamos, con un plantel docente de lujo. En el que se formaron hombres y mujeres de la sociedad correntina que dieron lustre a la educación local. Grandes profesionales, políticos, religiosos, científicos, educadores, todos destacadísimos en su labor cotidiana. Viniendo de todos los rincones del mundo a juntarse con sus compañeros de promoción. Un orgullo acompañarlos.

Los 150 años. Con la presencia del Presidente de la Nación y el por fin logrado Patrimonio Histórico Nacional a nuestro edificio.

La camaradería con muchos exalumnos que sentían al Colegio como una parte importante de sus vidas y de sus familias, como "Carlitos" Irigoyen que, desde su posición colaboraba en todo lo que le pedíamos para su querido Nacional. Hoy, un aula lleva su nombre. Siempre… gracias.

No es el lugar para la anécdota. Es el lugar del recuerdo gratificante y la lucha constante por estudiar y leer para saber más, para enseñarle a mis "chiquis". Ellos fueron y serán la razón de mi rol docente. Nunca aspiré a cargo alguno. Mi lugar es el aula con mis "chiquis". La didáctica, la pedagogía, la psicología, la empatía, las miradas cómplices, los apodos, las reglas inamovibles, el respeto mutuo, la responsabilidad de saber que lo que se exige, se pide y se corrige con justicia y sin acomodos.

Mis "chiquis"… los voy a extrañar cada día. La selección de los manuales para que les resulte más fácil. Elegir las obras que, creía, les iban a gustar o dejar una enseñanza positiva. Las guías para los trabajos prácticos, la corrección interminable, las carpetas. Tantas cosas vividas juntos, a la par.

Decir adiós no es fácil. No quería hacerlo, todavía. Me queda mucho hilo en el carretel y edad, me sobra. Pero esos cuatro años de horror destruyeron el cuerpo docente, dividieron lo indivisible, nos enfrentaron entre todos, el chisme se transformó en la comunicación cotidiana y los buchones tienen una imaginación mejor aún que la de Poe. La pandemia, con sus consecuencias nefastas, hicieron que la decisión que postergaba fuera tomada y afirmada.

Decir adiós no es fácil. Sobre todo cuando toda una vida, feliz, transcurrió dentro de sus paredes, con excelentes colegas y compañeros. Con alumnos y tutores.

El 2 de febrero me voy. Te digo adiós "Nacio". Me despediré de mis "chiquis" y compañeros. Los acompañaré cada vez que pueda o me convoquen. El adiós no es hasta nunca. Es dejar de ser profe del "Nacio".

El 2 de febrero empezará otra etapa de mi vida. Pero… siempre, hasta que mi base de datos diga basta… Soy profe de literatura.