
Especial para época
Un "empujón" para que ruede el Tren Económico
Es una propuesta para sumar atractivos turísticos. También para devolvernos la memoria del pasado industrial y productivo. Servirá de empuje para promover y recuperar fuentes de trabajo atrayendo a visitantes del mundo.

En la década del 90, época del desguace ferroviario argentino, intentaron desaparecer a nuestro protagonista. La vieja locomotora y sus desvencijados vagones abandonados en Santa Ana no fueron la excepción. Les salvó el arrojo de sus vecinos y de un juez que impidieron llevarse los "restos" del viejo trencito. Ellos frenaron al enorme tráiler que llegó una madrugada a escondidas y obligaron a irse vacío.
El "trencito" no sólo es un modelo de trocha angosta en la provincia, sino también el relato vivo de un Estado provincial generador de empresas al servicio de la gente y la producción. Recordemos que en 1912 se constituyó la Compañía General de Ferrocarriles Económicos de la Provincia de Corrientes. La formación comenzó a operar en 1892 como parte del Ingenio Primer Correntino.
Una empresa azucarera que fue ejemplo de la pujanza correntina a fines del siglo XIX y tuvo continuidad en los inicios del siguiente. Un lugar que, además de ser testigo, alentaría la recuperación industrial del Gran Corrientes convertida en una de las zonas más afectadas por la carencia de fuentes de trabajo. Sin olvidar que hoy sólo tiene de aliados al empleo, los planes y las becas estatales para bajar los índices de desocupación.
El Trencito Económico, el Ingenio Primer Correntino y la Chimenea COM (restos de la antigua fábrica procesadora de madera terciada), son algunos ejemplos de aquella época pujante que llevó a tener uno de los puertos más activos de la región en la ciudad de Corrientes.
Es cierto que el polo industrial se diversificó trasladándose a otras regiones de la provincia y hoy forman un presente promisorio para la actividad privada. De todas formas, el vértice Noroeste, conformado por Capital y localidades cercanas, requiere una promoción industrial que le devuelva el vigor del pasado. En esta región se concentra el 40 por ciento de la población de la provincia.
En las últimas décadas y, más allá de pequeños emprendimientos, apenas logra sobrevivir, y por momentos agoniza, la textil Tipoití. La mayoría de sus máquinas ya no trabajan las 24 horas procesando el algodón traído en cientos de camiones que dibujaban largas filas en avenida Armenia y Libertad. Sin olvidar que la producción de la fibra fuerte fue una de las principales fuentes laborales del campo correntino.
Para explicar las causas del deterioro industrial habrá que mirar por el espejo retrovisor con el peligro de caer en las grietas de la argentinidad y la correntinidad. No es el momento y tampoco sería lo más recomendable por la experiencia vivida en nuestro país. Es hora de mirar hacia adelante y encontrar caminos alternativos para reciclarnos sin quedarnos anestesiados por la nostalgia, sino animados por el espíritu emprendedor.
El "Económico" puede ser una excusa para desarrollar la empresa turística de Corrientes. Sólo necesita ayuda para convertirse en un atractivo con ruedas en movimiento, aunque sea, por algunos pocos kilómetros. Tampoco hace falta pensar demasiado para imitar el éxito turístico de la Patagonia argentina: La Trochita.
Este último es unos de los trenes turísticos más famosos porque atrae a visitantes de todo el mundo. El Viejo Expreso Patagónico atraviesa 18 kilómetros y es reliquia viviente a punto de cumplir 100 años. En sus cabeceras hay museos y locales de artesanías que dan trabajo a los lugareños. Tanto se modernizó sin perder su esencia, y sin que sus antiguos pasajeros hayan siquiera soñado, que hoy tiene "boletería" en internet.
Nosotros ni siquiera tenemos las dificultades de la agreste precordillera andina. Gozamos de los beneficios de una llanura que parece "contagiar" a quienes deben planificar alternativas para mantener vivo el pasado. Sólo necesitan darle valor agregado para hacerlo útil en el presente y futuro.
A diferencia de su homólogo del Sur, nuestro trencito nos regala un cuarto de siglo de historia adicional. La diferencia es que aquel sigue funcionando y el nuestro quedó paralizado en 1969. Destaco las inversiones estatales realizadas recientemente en Santa Ana y Caá Catí para preservar nuestra historia y propongo que sean el puntapié de otros objetivos.
Es cierto que la propuesta de este columnista puede ser ingenua y los gurúes de las finanzas acusarme por desconocimiento. Sólo me queda admirar la valentía de los extrabajadores de "La Trochita" y del viejo tranvía de la ciudad de Buenos Aires como ejemplos de recuperación y reconversión. Por eso, me atrevo a reclamar más gestores y emprendedores valientes y menos temerosos de las planillas de cálculos de las computadoras.
Ojalá sean los que inspiren nuevas estrofas para "Corrientes Soñadora", declarada en 2015 canción oficial de la capital correntina. Su letra es fiel reflejo del pasado, pero también de los avances que ocurrían mientras Rodolfo Seoane Riera escribía la letra y Pocho Roch hacía los arreglos musicales.

Colaborador de época.