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Jorge Enrique Deniri

Especial

VEINTE AÑOS DE CONTINUIDAD DEMOCRÁTICA

2001-2021: cambios y permanencias en la Provincia de Corrientes

Esta es una reseña de las últimas dos décadas. Las mismas constituyen el período de estabilidad institucional más prolongado de nuestra historia. Y todo indica que seguirá así.

Luego de los sucesos de La Plaza en 1999, seguidos de la última Intervención Federal, en el mes de octubre de 2001, se realizan elecciones, resultando ganador Ricardo Colombi. Un triunfo que más que un cambio, marca un hito, un jalón en la historia política de la Provincia, porque es el único Gobernador que se sienta tres veces en el sillón de Pujol. Finalizado su primer mandato el 10 de diciembre de 2005, lo sucede un primo suyo, Arturo Colombi, y una vez que él completa su período el 10 de diciembre de 2009, Ricardo accede a la gobernación nuevamente hasta el 10 de diciembre de 2013, siendo reelecto, cerrando su ciclo el 10 de diciembre de 2017. Ese año, electo Gustavo Valdés, gobierna hasta el pasado 10 de diciembre, cuando juró y continuó por otro periodo por haber sido reelecto.

Esta escueta enumeración exalta los veinte años que corren entre el 2002 y el 2021, como el más prolongado período de estabilidad institucional de la historia de nuestra provincia. Para historiar un lapso análogo, debemos remontarnos al siglo XIX, cuando el 12 de octubre de 1821, una revolución incruenta depone al lugarteniente que Ramírez, "El Supremo Entrerriano", deja en el poder. Período análogo sí, pero de menor duración, porque colapsa en 1839 con la derrota de Pago Largo

Ya lo plantea Ricardo Colombi en su mensaje a la Asamblea Legislativa del 1 de mayo de 2002, al decir, que estábamos poniendo fin a "una nueva Intervención Federal y se iniciaba una etapa de normalización institucional".

Para no abundar, dando prioridad al tema fiscal, mejorando sobre todo el nivel de recaudación propia y conteniendo el gasto público, buscando "las alternativas de superación de la crisis, que eviten una mayor parálisis al accionar estatal", se logra convertir a Corrientes en una de las pocas provincias que "lenta y trabajosamente" van cancelando deuda, pagando cada vez más con fondos genuinos, retirando de la circulación los bonos provinciales y eliminando las cuasi monedas, que llegaron a representar el 79% del circulante. Un dato: en aquel momento, el dólar se calculó a tres pesos para hacer las cuentas.

Esa normalización institucional, nueva y distinta, llega para quedarse, porque a esa continuidad democrática que hoy seguimos disfrutando sin tener en cuenta los años que dejamos atrás, se suman otros cambios, y otras continuidades y permanencias.

Los partidos políticos como tales, como receptáculos de la participación ciudadana, evolucionan desde lo particular hacia los sistemas de alianzas que vemos actualmente. Se mantiene el papel de los liderazgos y las alineaciones internas, pero ya no se batalla tanto por ideas antagónicas, conflictivas, como en función de las coyunturas.

También en lo político, estos 20 años exponen una actuación lineal de los políticos profesionales, conformándose una suerte de cursus honorum en el cual quien hace pie difícilmente queda luego marginado, y aún habiéndole sido esquivas las urnas, continúa prestando sus servicios al estado en otros puestos. Esto implica asimismo que, además de la pluralidad y heterogeneidad que de por sí caracteriza a las alianzas, el debate político, más allá de los fuegos artificiales encendidos en los momentos electorales, ha adquirido un nivel de tolerancia y una capacidad de convivencia dignas de mención. Hay diálogos fuertes, hay controversia, hay acusaciones cruzadas, hay chicanas, pero por duras que resulten, raramente la sangre llega al río.

También hay continuidad y permanencia de cambios negativos, como el narcotráfico y la proliferación de la droga, que ya es presencia casi diaria en las noticias con cifras ascendentes.

Dos décadas son, poco más, poco menos, el lapso de traspaso de una generación a otra. Resta hablar de otros cambios profundos que tuvieron origen en esos años, como la política maderera que hoy hace de Corrientes la principal provincia forestada del país, y hasta permite visualizar un futuro de viviendas de madera; el turismo, que promete convertirse en uno de nuestros principales recursos, el ambientalismo, los portales y la repoblación de especies en el Iberá, el éxito en la lucha contra epidemias y pandemias, en especial la acción decisiva, única en el país ante la emergencia sanitaria, que llevó a organizar el Hospital de Campaña para enfrentar al coronavirus, y la oportunidad y dimensión de las vacunaciones, limitadas sólo por la prohibición federal para la adquisición de las vacunas.

Cal y arena. Por contrapartida, también hay continuidad y permanencia de cambios negativos, como el narcotráfico y la proliferación de la droga, que ya es presencia casi diaria en las noticias con cifras ascendentes.

Los motochorros se constituyeron en el principal flagelo de nuestras calles. Las fiestas clandestinas y los conductores alcoholizados igualmente son datos permanentes.

El 90% de las causas federales son por drogas, y distintas autoridades, incluso un juez de ese fuero, se vieron salpicadas por ese delito. Del mismo modo, en estos 20 años los motochorros se han constituido en el principal flagelo de nuestras calles. Las fiestas clandestinas y los conductores alcoholizados igualmente son datos permanentes en nuestras informaciones de fin de semana, como los problemas de transporte urbano y los cortes a la libertad de circulación evidencian nuevas e incómodas rutinas de protesta, propagadas por grupos de poder y factores de presión. Sobre todo la situación en el puente General Belgrano, con su incidencia sobre la circulación a nivel MERCOSUR, vive una permanente tensión ante el riesgo de cortes.

También surgieron y se desarrollaron las ocupaciones de terrenos, vulnerando derechos pretendiendo subsanar necesidades, dado que las carencias habitacionales exceden largamente las posibilidades de los entes que alzan viviendas. Las sequías y las inundaciones siguen siendo nuestras plagas bíblicas, y la última bajante fue la segunda mayor en 120 años.

En las campañas, el cuatrerismo es un flagelo constante, histórico, que no cede. Nuestros problemas docentes, agravados por la pandemia, en muchos casos vienen atados a los conflictos sindicales que se fogonean desde Buenos Aires y a pesar de la labor desarrollada, el mantenimiento de las infraestructuras escolares siempre va a la zaga de lo que hace falta para tener las escuelas en condiciones. Por otra parte, el robo con vandalismo es uno de los azotes de los establecimientos, que ya no cuentan con porteros que operen como vigilancia. La no repitencia impuesta, que no garantiza aprendizaje alguno, y los contenidos y el lenguaje "inclusivo", también despiertan inquietudes por la novedad que representan, si bien la sociedad en su conjunto ha permanecido expectante ante propuestas no tradicionales como los más bien agresivos desfiles LBGTQ en la Costanera Sur o por la ciudad, o el viraje desde una oposición frontal al aborto hasta la aprobación de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, en tiempo récord.

Se logró que el chamamé sea declarado “Patrimonio de la Humanidad”, y que el chipá sea conocido en todo el país, aunque nos discutan que hay que llamarlo “chipa”, y se haya reducido su tamaño al uso de la porteñada.

El asfalto y la luz también merecen ser destacados como avances, consecuencia de políticas continuadas que producen cada vez más calles asfaltadas por diversos sistemas, y van superando los cortes de luz, que son rutina diaria en nuestras épocas de calor. La ciudad capital se sigue inundando con cada tormenta, pero menos, y se desagota con mayor rapidez. Una situación incomparablemente mejor que hace dos décadas.

Los extranjeros tienen una presencia significativa entre nosotros. Ya sean los venezolanos que huyendo de una dictadura vienen a vivir y trabajar en nuestro medio, los estudiantes peruanos, paraguayos y de otras naciones hermanas, los bolivianos que han demostrado ser envidiables hortelanos, y también, con tonos grises, los que por toda argentinidad, cuentan con documentos que los habilitan para votar.

En estos años también se impuso el "plus" como un refuerzo salarial, que además de los caracteres de jornalización que involucra, no genera beneficios previsionales. Se ha logrado que el chamamé sea declarado "Patrimonio de la Humanidad", y el chipá es conocido en todo el país, aunque nos discutan que hay que llamarlo "chipa", y se haya reducido su tamaño al uso de la porteñada.

La evolución de las barriadas satélites y los edificios de propiedad horizontal, plantea serios interrogantes sobre la luz y el agua, porque el crecimiento no va de la mano con las prestaciones posibles. Del mismo modo, los avances en la industrialización, están sujetos necesariamente a una oferta de energía que en este momento no parece estar disponible. Los incendios forestales devoran todos los años grandes superficies.

En definitiva, queda mucho por decir, de bueno y también de regular, y malo, todo es nuestro y debemos asumirlo como tal. Lo importante, lo que luce con brillo propio, es que estos 20 años que estamos reseñando, constituyen el período de estabilidad institucional más prolongado de nuestra Historia, y auguran seguir así.