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Enrique Zuleta Puceiro

Especial

EL ESCENARIO DEL FUTURO ESTÁ ABIERTO

El sistema político correntino a 20 años de la recuperación institucional

Corrientes se perfila como un territorio inteligente. Es decir, con la capacidad de combinar liderazgo y participación social, de garantizar sostenibilidad y responsabilidad ambiental.

CORRIENTES SE INSERTA EN UN ENTORNO REGIONAL EN EXPANSIÓN.

A veinte años de la recuperación de las instituciones democráticas de Corrientes, conviene reflexionar sobre el desempeño, de cara sobre todo a los veinte años por venir. Un ejercicio difícil pero muy oportuno en una provincia que, desde los albores de su vida institucional, se destacó en el concierto del país por su capacidad para pensar su presente y su futuro desde una perspectiva estratégica, capaz de anteponer siempre la importancia de la visión de largo plazo por sobre las perspectivas más urgentes e inmediatas.

Símbolo significativo de este rasgo profundo de la política correntina es, sin duda, el hecho de que el aniversario de la recuperación de la normalidad constitucional coincida puntualmente con los 200 años de su primera constitución, uno de los modelos más completos de institucionalidad republicana del siglo XIX.

Reflexionar estratégicamente -es decir desde un análisis de fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas- es una forma de honrar la gran tradición de un gobierno republicano fundada por Pedro Ferre y, al mismo tiempo, de aportar a la construcción de un futuro en el que la provincia deberá empeñar sus mejores esfuerzos, en un contexto de crisis y transformación profunda del sistema político argentino.

Por el lado de las fortalezas, Corrientes sigue exhibiendo un modelo de institucionalidad coherente y consolidado. Su última reforma constitucional incorporó incluso innovaciones aún no asimiladas por el constitucionalismo provincial. Entre otras, la del pensamiento estratégico y la concertación como un instrumento decisivo de gobierno. Ya en vísperas de su segundo plan estratégico Corrientes 2030, la provincia se destaca por su capacidad de canalizar sus energías más significativas en un camino de convergencia entre sectores políticos y sociales.

En el plano estrictamente electoral, estas fortalezas se han canalizado bajo la forma de una política de coaliciones multipartidistas, expresión de la pluralidad esencial de la sociedad correntina. El sistema ha podido así domesticar el sectarismo y personalismo que ha condicionado históricamente la vida de los principales partidos, tanto nacionales como provinciales. En Corrientes, gobiernan y se oponen coaliciones de fuerzas y espacios que representan esta variedad, capaces de generar a su vez, cambio generacional, renovación de agendas y superación de antinomias que tantas otras veces paralizaron la vida de la provincia y le impidieron capitalizar sus extraordinarias ventajas económicas, sociales y culturales. En Corrientes, las políticas de concertación funcionaron siempre y, a la larga, primaron sobre tendencias centrifugas y paralizantes.

Por el lado de las debilidades, subsisten inercias paralizantes que conspiran contra los esfuerzos del conjunto. El personalismo, la falta de equipos capaces de convertir las ideas en proyectos y una cierta dificultad para aprovechar las oportunidades que brinda el ciclo político y económico del país y la región son algunos de los rasgos que operan negativamente sobre las capacidades colectivas. En este mismo sentido, pesan las dificultades para incorporar a la juventud y la mujer a los primeros niveles. En igual sentido, la pervivencia de cierto "sucursalismo" y debilidad ante la presión de las centrales partidarias -radicales o peronistas-. Aún cuando sucesivos gobiernos hayan avanzado ciertamente en imponer la lógica de los intereses de la provincia por sobre las presiones para encolumnar la provincia detrás de decisiones tácticas de las conducciones nacionales de los partidos. Presiones que Corrientes siempre resistió y es una de las causas de las intervenciones centralistas que tantas veces paralizaron la provincia.

Las oportunidades vuelven a ser nuevamente extraordinarias. Corrientes se inserta en un entorno regional en expansión. La geografía económica de la región muestra al espacio territorial ocupado por Uruguay, Paraguay, el Sur del Brasil y las provincias del Noreste Argentino como las áreas de desarrollo más dinámicas de América Latina. Ausente hasta ahora de casi todos los procesos de integración y diseño e implementación de las grandes infraestructuras regionales, la provincia tiene en el desarrollo de su territorio una de sus mayores oportunidades. A lo largo de los últimos veinte años, Corrientes ha construido un sistema político fuertemente inspirados en valores democráticos, que han consolidado la paz social y un clima óptimo para el desarrollo.

Las Amenazas son sin embargo igualmente tangibles. La primera es la hiperpolitizacion de la sociedad. La provincia vive desde hace años a la defensiva y en una campaña electoral casi permanente, condicionada por los calendarios electorales, provinciales y municipales. La política alcanza así una importancia desmesurada en la vida de la dirigencia y de la gente común. Invade todos los terrenos, determina fisuras inexplicables. Paraliza esfuerzos colectivos indispensables. Obtura la visión de los grandes problemas y consume esfuerzos indispensables para afrontar metas difíciles de afrontar sin esfuerzos serios de concertación.

El balance final es netamente positivo. Corrientes se perfila como un territorio inteligente. Es decir, como ese tipo de territorios capaces de combinar liderazgo y participación social, de garantizar sostenibilidad y responsabilidad ambiental, de comprometerse con la cohesión y el desarrollo social y de desarrollar estrategias exitosas de desarrollo de sus capacidades, talentos y ventajas competitivas.

Mas allá de estas condiciones de base, la provincia actual estará obligada a dialogar mejor con su entorno, incorporarse mucho más activamente a los mecanismos de integración. Para ello deberá producir fuertes innovaciones que permitan crear trabajo y avanzar contra la pobreza. Deberá avanzar en la articulación de sus ciudades con el resto de la región, incorporar las innovaciones de la ciencia, la tecnología y la innovación productiva. En estos terrenos se ha avanzado demasiado poco. Mucho menos que en el resto de las provincias de la región. Tal vez porque son los aspectos más complejos del desarrollo. Son aquellos que exigen dejar atrás esquemas perimidos de gobierno y desarrollar mecanismos coherentes de gobernanza multinivel.

El escenario del futuro está abierto, las oportunidades se multiplican. Nada garantiza el éxito final. Todo dependerán de la inteligencia, el instituto de progreso y sobre todo el coraje cívico de sus dirigentes. La sociedad acompaña y sus exigencias son hoy por hoy el principal motor del cambio. Una vez más, gobernar será un ejercicio de armonización, de proteger el pluralismo y las diversidades, de garantizar derechos e imponer obligaciones. De afirmar principios y, al mismo tiempo desarrollar capacidades y destrezas. Nada extraño para la vocación, el carácter y la mejor tradición política de los correntinos