Vidal II


- Quiero decir con esto, que no debe colegirse de lo que escribo un sentimiento personal respecto de todos o de uno cualquiera de estos caudillos. Sí, para todos ellos, el inevitable reconocimiento que debe otorgarse a su personalidad, porque guste o no guste, raye o no raye, cuando un individuo cualquiera es capaz de convertirse en el signo de un determinado tiempo, de darle su nombre a toda una época, es que algo tiene, algo debe tener que, para bien o para mal, lo coloca por encima del resto. Dije en la nota anterior, que una de las características del caudillo es su cercanía con las mayorías populares, su aptitud para darse baños de masas a fuer de duchas legitimantes, que después son corroboradas en las urnas una y otra vez. Pareciera que a esas mayorías las motiva esencialmente su afecto por el caudillo, al que no sólo acompañan en sus acciones, sino que le toleran errores y omisiones que para otros resultarían fatales, porque, seguramente, "alguna razón habrá tenido". Y en las dos gestiones como gobernador de Vidal (1886 - 1890 y 1909 - 1913) errores no faltaron, pero eso lo puntualizaré por boca de sus adversarios, lo interesante es el papel que le cupo en materia de inmigración y colonización, la mejora de los planteles ganaderos con reproductores de raza, algo tan relevante para una provincia eminentemente pecuaria, y sobre todo, la búsqueda de la paz interior en Corrientes, cuando se mostró como un verdadero estratega y maestro de la Política del Acuerdo a través de su sociedad con Juan Esteban Martínez y, en definitiva, la conformación del Pacto Autonomista - Liberal, una fuerza conservadora de acendrada correntinidad que, bien o mal, trató de moldear el aluvión inmigratorio. En materia normativa, se afirma que Vidal hizo dos reformas constitucionales, a su medida. Sin embargo, la de 1889 fue posible por su acuerdo con Juan Esteban Martínez, la voz en el palacio legislativo que debe ser releída. Destaco, entre otras cuestiones de aquella Carta, que estableció un sistema de jueces a término que sobrevivió incluso en 1949, siendo suprimido recién por la Constituyente de 1960. En 1889, también se sancionó el sistema bicameral, democratizando, quieras que no, la política correntina, al aumentar necesariamente la participación, someter a un doble control la legislación, y hacer posible el ingreso a la vida parlamentaria de los inmigrantes, con gran escándalo de los opositores, que se quejaron de que a la Legislatura ingresara "gente buena sólo para manejar el pico o el lazo". En 1913, la Convención Constituyente adecua a la Ley electoral de 1912 la norma provincial, aunque, como pude leer en un diario goyano de entonces, los opositores se afrentaban porque "otra vez la Carta Magna de la Provincia va a ser puesta en la mesa de vivisecciones de la gauchocracia vidalista".

- Su principal quehacer político, lo llevó a sentarse en el Senado Nacional durante 33 años. Hay varios tomos enumerando sus actividades parlamentarias, no obstante, sólo recordaré tanto sus prevenciones contra el estatismo: "Entre nosotros, todas las administraciones del Estado, aún las más sencillas, son si no malas, pésimas"; y contra los peligros asociados a los capitales particulares (relacionado con las explotaciones petrolíferas y el Monopolio del Estado versus las privatizaciones): "Hay efectivamente dos peligros de qué defenderse: el peligro extranjero y el peligro criollo. Este último es el mayor y consiste en el desorden administrativo, la incapacidad y la politiquería". Finalmente, debo mencionar su batalla contra el Trust de la carne como Miembro de la Comisión de Hacienda en 1923, cuando más de 10 años antes que Lisandro de la Torre, denuncia en el Senado las maniobras de los frigoríficos e interpela directamente al Ministro de Agricultura Tomás Le Bretón, señalando que en la situación trustificada de las carnes, o había "negligencia culposa" o "complicidad dolosa". Una nota curiosa: su última actividad relevante parlamentaria fue como Presidente de la Comisión del Senado que entendió en el crimen del senador Enzo Bordabehere en el recinto del Congreso, en 1935. En esas tres décadas como Legislador, que lo encarnan como "dueño" de la banca que ocupa en el Senado, Vidal va convirtiéndose, más bien por obra de otros que suya, en un personaje de leyenda, a quien sus partidarios atribuyen todo lo bueno -y sus adversarios todo lo malo-, que sucede en Corrientes. Como todas las leyendas, la suya se sustenta en sucesos que se construyen épicos a posteriori, como su célebre enfrentamiento como joven ministro de gobierno con el temido Coronel Toledo en sus cuarteles del Campo de Marte, hoy Parque Mitre. Pugna que no habría sido tal, en principio, porque el coronel en ese momento estaba ausente, y todo se habría reducido a un caracoleo y alzada de manos del montado de Vidal al intimarlo la Guardia para que se retirase.

- También, sin otras pruebas que las aportadas a través del tiempo por "radio soó" (de boca en boca), me acuerdo en este momento de la versión según la cual, en su momento, había colaborado con sus amigos sanjuaninos, enviando algunos guardaespaldas a secuestrar a un adversario molesto, manteniéndolo luego a buen recaudo en Corrientes, se decía que en una estancia en Mubrucuyá, hasta que las elecciones hubieron dado la victoria a sus aliados cuyanos. Y así, podría extenderme sobre las cuadreras en Gobernador Martínez, cuando sapucais, pipús y tiros al aire festejando un triunfo, dejaban como saldo a un conocido opositor muerto por una bala "perdida", o los mostradores de un negocio de otro color, jalonados de armas fuera de la vista, un revólver, un "winchete" en el medio y una Bayard de 2 caños en la otra punta, para defenderse de un ataque sorpresivo más que inesperado. Todo eso me lo contaron, de modo que más allá de la solvencia moral de mis interlocutores, en definitiva son "cuentos", pero de la áspera, arisca, madera correntina con la que se desbastan nuestras leyendas. Y, desafortunadamente, como las notas las escribo, como quien dice, "a medida que van saliendo", tengo que prometer una más para, decididamente, dejarle la palabra a los enemigos de Vidal.