¿Volver a las aulas o jubilarse?
POR SILVIA ZARZA (*)
A principio del año pasado -en medio de un verdadero caos provocado por el COVID-, fueron los docentes, de todos los niveles, quienes inmediatamente adecuaron sus vidas, sus casas y sus familias al trabajo a la vez que rápidamente se capacitaron según las necesidades tecnológicas que exigía este nuevo mundo que emergía a partir de un virus.
Mostraron tesón y se pusieron al frente de la batalla dando sobradas muestras de estar a la altura.

Hoy, después de unos de los años más difíciles de la historia de la humanidad, volvemos a la discusión de todos los años en esta época: ¿Están dadas las condiciones para que comiencen las clases?.
En esta ocasión el eje de la misma pasa por una situación mucho más compleja: al reclamo salarial se suma la seguridad, el bienestar y la salud de cada docente en cada punto de la geografía argentina. En este sentido, son muchos los sectores que sostienen que no están dadas las condiciones en las escuelas para el retorno a las aulas.
En la búsqueda de soluciones posibles, una de las mejores opciones para el docente que tiene la edad y los años de servicio es acogerse a la jubilación. También para aquel que, no teniendo todos los años requeridos, podría requerir un régimen mixto de aportes.
La realidad de la experiencia de todos estos años defendiendo los derechos e intereses de los docentes en condiciones de jubilarse me permite afirmar con absoluta certeza -y también pesar- que, para ellos, iniciar un proceso de jubilación puede resultar más trágico que volver a las escuelas.
Es tan burocrático el sistema previsional establecido en nuestro país que deben transitar infinidad de oficinas y circuitos para obtener el certificado de servicios, un requisito indispensable para iniciar la jubilación. Documento en el que no solo habrá que controlar a detalle la correcta consignación de cada movimiento del historial laboral, sino además tener mucho celo en cuanto a los cargos y remuneraciones que finalmente repercutirán en la liquidación de los haberes de la jubilación.
Es por esto que, aún desde mucho antes que nos sorprenda una pandemia mundial, pedimos requerir la aceleración de los procesos. Hoy esta demanda se profundizó tras superar un año en el que, como estudio, tuvimos que valernos de un sinfín de herramientas jurídicas a los fines de lograr romper con la barrera de la burocracia propia del sistema y profundizada por el escenario que planteó la Covid-19 con el cierre temporal de oficinas o la disminución en los horarios de atención.
Ante esta recurrente petición, recibimos con gracia lo manifestado desde el Ministerio de Educación de la Nación al respecto de la necesidad de "dinamización" del trámite, aunque sabemos que la urgencia nos requerirá ser mucho más cautelosos en el control de las documentaciones necesarias para que nuestros docentes lleguen a su jubilación con el sueldo que por Ley les corresponde.
Será entonces cuando finalmente puedan recibir su merecido descanso luego de tanto bien hecho a la sociedad argentina.
--(*)Egresada como abogada por la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional del Nordeste, lleva más de 30 años de carrera profesional. En su amplia trayectoria, asesoró a numerosas entidades gremiales y asociaciones no gubernamentales y se desempeñó como consultora del Congreso de la Nación y de la Municipalidad de la ciudad de Corrientes.
En la actualidad dirige el estudio jurídico integral Zarza & Asociados y es miembro de la Comisión Directiva de la Cámara de Mujeres Empresarias y de la Asociación de Profesionales Católicos de Corrientes. Además, forma parte del Instituto de Abogados Previsionalistas del Colegio de Abogados de la provincia, lo que le posibilita crear y fomentar proyectos y propuestas derivados de la actividad profesional.