Un auto único, con un nombre único

El Escarabajo de Volkswagen no sólo fue el auto más fabricado del mundo (con más de 15 millones de unidades) sino que sirvió como base para que distintos emprendedores ejercitaran su creatividad mediante nuevas carrocerías que buscaron proporcionarle aires deportivos a un vehículo que fue pensado como un medio de movilidad para las clases trabajadoras. Entre esos experimentos se encuentra una muy extraña versión futurista conocida como "Volkswagen Verga" (sic), diseñado por la fábrica de carrocerías del mismo nombre en la ciudad de Coldrerio, Suiza.
Este singular producto de una firma carrocera, fundada en 1830 por un descendiente de italianos llamado Benjamín Verga, tiene una clara inspiración en el "Disco Volante" que Alfa Romeo presentó en la década del 50 como una demostración de su veta innovadora. Menos conocido y con una elaboración artesanal que se evidencia en sus rústicas terminaciones, esta versión suiza del Escarabajo alemán apodada "disquito volante" fue el resultado de la inventiva de Giancarlo Verga, hijo del fundador de la empresa, quien decidió salir a competir con otros carroceros particulares que ensayaban nuevas líneas para el Escarabajo tradicional.

Vale decir que, por ese entonces, el más famoso de los derivados deportivos del "Kafer" (Escarabajo en alemán) era el Porsche 356, hijo directo del modelo popular solicitado por el gobierno nazi al diseñador de origen checo Ferdinand Porsche en 1937. Finalizada la Segunda Guerra Mundial, la automotriz Porsche pudo recomponerse después de intensas negociaciones para liberar a su creador, y presentó en 1948 el que sería el primer producto de marca propia: el Porsche 356, con el mismo chasis y el mismo motor bóxer de cuatro cilindros del Escarabajo.
Pero mientras Porsche desarrollaba nuevas mejoras en sus deportivos, la producción del tradicional Escarabajo alemán continuaba en la reconstruida planta de Wolfsburg bajo gerencia británica, sin grandes avances tecnológicos ni novedades en materia de diseño, lo que generó el caldo de cultivo para distintas derivaciones construidas en talleres particulares, como fue el caso del Verga y de otros modelos raros, como el deportivo diseñado por Franco Sbarro para la "Scuderia Filipinetti", un modelo coupé sobre plataforma Escarabajo que nació como vehículo de competición y terminó con una pequeña producción en serie para uso urbano.

Pero en nuestras latitudes, tal como destaca un informe recientemente publicado por la sección "Clásicos" de la revista Parabrisas, el nombre "Verga" de la coupé de origen suizo se lleva todas las atenciones. Y no sólo por la comicidad que irradia el lunfardo rioplatense en la acepción local de tal vocablo (que en rigor de verdad es el mástil de un velero), sino por la extrañeza del vehículo en cuestión, del cual prácticamente no se tienen noticias en esta parte del planeta.
El informe de la revista Parabrisas proporciona datos sumamente interesantes como el espíritu extremadamente ahorrativo de Giancarlo Verga a la hora de concebir su propia versión del "auto del pueblo". Entre otros detalles, se destacan los mismos faros delanteros del Escarabajo pero colocados en posición horizontal, de modo que el auto adquiere una silueta perfilada presidida por dos aletas que emergen desde el centro de cada guardabarros y finalizan con sus extremos abarcados por ambas ópticas, empotradas con una inclinación estrábica.

Toda la mecánica es la de un Escarabajo del año 1956, es decir que porta el motor bóxer de 1200 centímetros cúbicos utilizado por el modelo original en esa época. Lo mismo ocurre con las suspensiones, las ruedas y hasta con los elementos del habitáculo, que son los mismos del "Kafer" alemán, pero acomodados de forma tal que la posición de manejo queda más parecida a la de un automóvil de carreras, en un marco de austeridad total (el único instrumento es el velocímetro circular típico del VW). Como agregados "intrusos", se pueden citar los faros traseros, correspondientes a un Fiat 100 italiano.
Por otra parte, el blog español Foro Coches proporciona fotografías en primer plano del único ejemplar construido del Volkswagen Verga. Se trata de la misma unidad fabricada en 1956, pero con las modificaciones que sufrió en sus primeros tiempos. Es que Giancarlo Verga lo había pensado como una coupé panorámica cuyo techo fuera una burbuja que se abría hacia atrás para permitir el acceso de los dos ocupantes. Pero la incomodidad para el ingreso al habitáculo hizo que, al poco tiempo, modificara esa configuración para equipar al auto con techo rígido y dos puertas alas de gaviota, al mejor estilo Mercedes Benz.

Por razones que se desconocen, el automóvil iba a ser transportado de Francia a España en 1959, pero debido a irregularidades aduaneras fue incautado por autoridades españolas en el paso fronterizo de Arneguy. El "Verga" quedó interdicto en depósitos fiscales, catalogado como producto de contrabando. Pero en 2019 un coleccionista, cuyo nombre no trascendió, logró adquirirlo y desempolvarlo para presentarlo en distintas ferias de clásicos. En una de ellas, se tomaron las fotografías que acompañan a esta nota del Club de Automóviles Clásicos de Corrientes.
Este espécimen único se encuentra en condiciones de marcha y comparte los espacios de mayor protagonismo en las exposiciones de clásicos. En distintos sitios de internet españoles se lo puede ver en pleno funcionamiento junto a otros Volkswagen clásicos, con los detalles propios del paso del tiempo, pero con su pintura e incluso sus tapizados en color marfil originales.
El Karmann Ghia

Entre todas las versiones deportivas diseñadas a partir del Volkswagen Escarabajo alemán, la más famosa, y si se quiere más cercana geográficamente a la afición argentina, es el Karmann Ghia, un vehículo coupé de cuatro plazas con versiones descapotables que llegó a producirse en serie en distintos puntos del planeta, incluido Brasil.
Este Volkswagen, que mantiene las mismas motorizaciones del Escarabajo, se fabricó entre 1955 y 1974, diseñado por Luigi Segre para la casa italiana de carrocerías Ghia. El modelo fue ensamblado en Karmann, una fábrica alemana especializada en versiones cabriolet que, hasta el día de hoy, produce modelos convertibles de BMW, Mercedes, Porsche y Volkswagen.
El Karmann llegó a ser el vehículo más importado por los usuarios de Estados Unidos en la década del 60, época en la que fue utilizado para grabar las introducciones de la famosa serie humorística "El Superagente 86". En algunas temporadas, el agente Maxwell Smart llega a la agencia de Control al volante de un Karmann.
Desde las líneas de producción de la empresa Karmann salieron 445.000 unidades de este modelo, que un par de años más tarde llegó a Brasil para ser producido como hermano de alta gama del Fusca. En total, en el país vecino se produjeron 41.600 Karmann Ghia. Hoy es un codiciado modelo de colección.