China envía médicos militares expertos en SARS y ébola a Wuhan

Las calles de Wuhan, epicentro del famoso coronavirus que tiene en vilo al mundo están prácticamente vacías. Apenas unos pocos transeúntes, empleados de la limpieza que desinfectan las aceras y escenas como la tarta rompen de vez en cuanto la monotonía del silencio de una ciudad totalmente bloqueada. Además, si ya no se podía entrar ni salir de aquí, el viernes las autoridades anunciaron que a partir de esa medianoche los vehículos privados ni siquiera iban a poder circular por las zonas céntricas de la ciudad. Desde dentro se ve como una medida desesperada para contener la expansión de esta rara neumonía que ya se ha extendido por toda China y que ha dejado a unas 1.400 infectadas y 41 fallecidos. Sólo en la provincia de Hubei, donde está Wuhan, hay otras 17 ciudades más bloqueadas con cerca de 56 millones de personas atrapadas. La mayor cuarentena jamás vista. Fuera de aquí, el nivel máximo de alerta se ha extendido por otras 15 provincias. En Pekín se han cerrado los tramos más turísticos de la Gran Muralla, la Ciudad Prohibida, los cines, se acaba de prohibir viajar hasta la capital y se han cancelado todos los eventos festivos por el Año Nuevo. En otras grandes urbes, como en Shanghái, se ha cerrado Disneylandia y las autoridades quieren que todas las personas que hayan estado en las últimas dos semanas en Wuhan pasen por consulta, tengan algún síntoma o no. Un poco tarde, piensan muchos, si se cuenta que se lleva una semana con el conocimiento de que el virus se contagia entre humanos. Desde el Gobierno también comunicaron que se prohibían los tours en grupos organizados por las agencias de viaje, tanto dentro del país como en el extranjero. Y fuera de las fronteras Chinas cada día toman más precauciones porque el virus ya ha golpeado a más de una veintena de personas en diez países: Francia, Estados Unidos, Australia, Japón, Corea del Sur, Singapur, Malasia, Nepal, Taiwan y Vietnam. El caso detectado en este último país es especialmente preocupante para los científicos: el paciente nunca ha estado en China, a diferencia del resto de contagiados que residen en las otras naciones.
Hospitales colapsados Pero para entender hasta qué punto ha llegado esta situación, en Wuhan los hospitales están colapsados. Los centros han hecho un llamamiento implorando donaciones (mascarillas, desinfectantes y trajes quirúrgicos) porque están bajo mínimos. Los médicos están agotados. Además, ya ha muerto uno de los 15 doctores que se contagiaron por tratar a los pacientes. Su nombre era Liang Wudong y tenía 61 años. "No hay suficiente personal y estamos desbordados, que cada vez la gente nos llega con más pánico y muy nerviosos", dijo un doctor del Hankou Hospital. No ha sido fácil que un médico hable estos días en Wuhan, aunque sea de forma anónima y con un intérprete. Tienen miedo de recibir algún castigo por parte de las autoridades si denuncian la situación que se están encontrando al trabajar. Ellos son los que más se exponen, en todos los sentidos. "Del virus prefiero no hablar. En ese tema se está siendo bastante transparente con las cifras. Pero el porcentaje de infectados que aún no se sabe es mucho mayor del que ahora conocemos", sentenció preocupado. Ahora también sabemos, gracias a un estudio publicado por el diario médico "The Lancet", que el coronavirus puede ocultar sus síntomas y propagarse mucho más rápido. Algo que confirmó además a la revista "Time" uno de los médicos más prestigiosos de China, el doctor Yuen Kwok-yung. Una noticia que cayó como un mazo de pánico en Wuhan. Para dar apoyo a la ciudad, el Gobierno chino acaba de mandar a 450 médicos militares a esta zona cero, expertos en la lucha contra otros virus como el SARS o el ébola. Y la Comisión de Salud informó ayer que también estaban de camino otros 1.230 médicos más para echar una mano en todas las provincias en cuarentena de Hubei. Y si el viernes la noticia más sorprendente era que a 24 kilómetros de Wuhan habían empezado a construir un hospital con 1.000 camas para infectados que acabarían en tan sólo diez días, ayer se comunicó que iba a empezar la construcción de un segundo hospital. Este tendrá 1.300 camas y estará listo la segunda semana de febrero. La idea de construir hospitales de cero en forma exprés y derivar allí a los infectados por el coronavirus reproduce lo que se hizo en 2003 durante la epidemia del Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS) que causó la muerte de más de 700 personas. Con los nuevos centros médicos se pretende aliviar la presión sobre el resto de los hospitales de la urbe, ya completamente desbordados por la epidemia.
Situación grave
El presidente de China, Xi Jinping, reconoció que "la situación es grave", en su segundo comentario público sobre la crisis sanitaria que atraviesa el gigante asiático. Aunque afirmó que el país puede "ganar la batalla" contra el coronavirus. "Mientras tengamos firme confianza, trabajemos juntos, (haya) prevención científica y curas, y políticas concretas, seremos capaces, con seguridad, de ganar la batalla", sostuvo Xi, en un encuentro de la élite del partido comunista.