Chile: tras las violentas protestas, se suspendió el aumento del subte
El presidente de Chile, Sebastián Piñera, anunció ayer, en medio de los graves disturbios en el país, la suspensión del alza de los pasajes del metro de (la capital) Santiago, hasta lograr un acuerdo que proteja a los ciudadanos del impacto de los aumentos drásticos del dólar en la fijación de tarifas.

"He escuchado con humildad la voz de mis compatriotas, y no tendré miedo en seguir escuchando. Vamos a suspender el alza de los pasajes del Metro, lo que requerirá la aprobación de una ley", dijo el Mandatario chileno en un escueto mensaje a la nación. Con este anuncio, Piñera suspendió la suba, de 800 a 830 pesos (unos 1,17 dólares). "La primera prioridad de nuestro Gobierno es asegurar el orden público. Todos los ciudadanos tienen derecho a manifestarse pacíficamente. Pero nadie tiene derecho a actuar con la violencia brutal de los que han incendiado 78 estaciones de metro", se quejó Piñera. "Es contra esos delincuentes, y no contra los compatriotas que se manifiestan pacíficamente, que hemos invocado la Ley de Seguridad del Estado". Y agregó: "Es debido a los grandes atentados, a la destrucción de valiosa infraestructura, que hemos debido establecer Estado de emergencia. Quiero compartir mi compromiso y solidaridad con los problemas que afectan a tantas familias chilenas. Sólo unidos lograremos dejar atrás estas dificultades". Piñera también anunció que convocó a una reunión, este domingo, con los otros poderes del Estado "para conocer sus opiniones y propuestas para enfrentar esta difícil situación". El aumento de las tarifas generó una ola de protestas y disturbios que obligó al Gobierno a decretar el estado de emergencia y disponer al Ejército para el control del orden público. Nuevos enfrentamientos estallaron ayer en varios puntos de Santiago, pese a que regía un "estado de emergencia", una muestra del descontento social que estalló el viernes, que dejó inutilizado al Metro de Santiago y obligó al gobierno a sacar a los militares a la calle por primera vez desde que Chile recuperó la democracia en 1990. Tanquetas del Ejército y efectivos fuertemente armados se desplegaron en Santiago para ayudar a controlar las manifestaciones. Al menos cinco autobuses del transporte público fueron quemados en los alrededores de la céntrica plaza Italia, lo que llevó a la empresa a anunciar la suspensión temporal del todo el servicio, dejando a la ciudad prácticamente inmovilizada al estar también paralizado el ferrocarril metropolitano. Además, hubo enfrentamientos entre encapuchados y fuerzas especiales en la plaza de armas de Maipú -donde también se desplegaron militares- y en algunos sectores de la comuna de Puente Alto. En otras ciudades del país, como Concepción y Valparaíso, también hubo protestas.

Bajo gritos de "basta de abusos" y con la consigna en redes sociales "ChileDespertó", el país enfrenta una de las peores revueltas sociales en varias décadas, originada por el alza en las tarifas del metro. Pero pronto derivaron en reclamos contra un modelo económico en el que el acceso a la salud y la educación es prácticamente privado, contra la desigualdad social, las bajas pensiones y el alza de los servicios básicos, entre otras demandas, con una fuerza que ha descolocado al gobierno del derechista Sebastián Piñera, que sólo días antes había afirmado que Chile era una especie de "oasis" en la región. "Es triste, pero esta destrucción fue la manera que tuvo la gente para que la escuchen. Chile era una olla a presión y estalló así, de la peor manera, porque nos dejaron sin Metro", comentó María, una empleada estatal que esperaba tomar un autobús tras la furia del viernes. Convocados inicialmente por redes sociales, bajo la consigna #EvasionMasivaTodoElDia en rechazo al alza del pasaje del Metro, principalmente estudiantes se congregaron para derribar las rejas de acceso y saltar los torniquetes del ferrocarril metropolitano. Unas 78 estaciones de Metro fueron destruidas, algunas de ellas quedaron completamente calcinadas, dejando inutilizado a este eje central del transporte público, que transporta cada día a tres millones de pasajeros, de los siete millones de habitantes de la capital.